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Derrota de caudillos peronistas baja el telón a los Kirchner

El hartazgo brota afuera de Buenos Aires en Tres de Febrero. Este distrito obrero emblema del poderío peronista acaba de barrer con votos a un «caudillo» que, tras 24 años como alcalde, fue derrotado por un intelectual de derecha. Señal de los tiempos que corren en Argentina.

El cachetazo al oficialismo en Tres de Febrero es uno más de los que recibió en los comicios del 25 de octubre en los alrededores de la capital argentina, donde parecía imposible vencer a los «barones» del peronismo.

Incluso perdió la poderosa provincia de Buenos Aires, de casi 16 millones de habitantes, donde gobierna el candidato presidencial oficialista Daniel Scioli y que a partir de diciembre administrará María Eugenia Vidal, de la alianza opositora Cambiemos.

Scioli, el más votado en primera vuelta, disputará un balotaje el 22 de noviembre ante Mauricio Macri, líder de Cambiemos y alcalde de la Ciudad de Buenos Aires, la gran sorpresa electoral.

Misión cumplida

Caseros, capital departamental de Tres de Febrero, tiene bolsones de pobreza y una bulliciosa zona comercial que alterna casas bajas con puestos callejeros de frutas y tortillas.

Aquí hay aires de «misión cumplida» con la derrota de Hugo Curto (77 años), un peronista duro y referente del poderoso sindicato metalúrgico, alcalde desde 1991.

«Hizo mucho ‘el viejo’, pero está bien que se vaya, que venga alguien joven con nuevas ideas, la gente estaba harta«, dijo Jorge Cano (57), un inspector de buses de este distrito de 400.000 habitantes.

Quien desplazó a Curto, por una enorme diferencia de 16 puntos, es Diego Valenzuela, un historiador y periodista de 45 años.

Scioli es un peronista moderado que contrasta con la combativa mandataria saliente Cristina Fernández. Macri obedece a la derecha liberal. «Son parecidos, no importa tanto si es Macri o Scioli», acota Jorge.

Gracias y adiós

La estación de ferrocarril de Caseros luce renovada por el gobierno de Kirchner, que impulsó la restatización de los trenes suburbanos y cambió decrépitos vagones por modernos coches chinos.

Allí espera Alicia Gómez (35), que vive en «los fondos de Caseros», eufemismo utilizados para referirse a las villas miseria, como llaman en Argentina a los barrios más pobres. Alicia trabaja en la zona residencial de Palermo, en la capital argentina que gobierna Macri, donde es empleada doméstica.

Agradece la ley impulsada por Kirchner que le aseguró trabajo registrado, jubilación y seguro médico, pero no votó Scioli.

¿Por qué?.»Porque quiero que cambien los planes (sociales). Fueron muy buenos, pero los muchachos no trabajan ni estudian, se conforman con esa platita que les da el gobierno. Después entran en la droga y roban. Hay que darles trabajo«, opina.

Confiesa «amar a Cristina», pero la presidenta está impedida por ley para disputar un tercer mandato.

En esa «orfandad» votó a Sergio Massa, el peronista opositor de centro-derecha que quedó tercero con promesas de lucha contra el narcotráfico y la inseguridad.

Para el balotaje dice estar «desorientada». «Macri tira más para los que más tienen». ¿Y votar a Scioli? Alicia frunce el ceño: «no sé…».

Vecindad vs aparato

La alianza de Macri se quedó con 65 alcaldías en la provincia de Buenos Aires, el oficialismo liderado por Scioli con 57 y Massa con 10.

En Morón (oeste) el esposo de la gobernadora electa Vidal, Ramiro Tagliaferro, terminó con 16 años de gobierno de aliados de Kirchner y en Quilmes (sur), el cocinero Martiniano Molina consiguió, con cinco meses en política, terminar con tres décadas de gobernantes peronistas.

«Hay un hartazgo de la gente de las maneras tradicionales de hacer política. Que Martiniano y yo, un chef y un historiador, hayamos ganado a dos sindicalistas tiene un mensaje. El diálogo con el vecino le ganó al aparato» político, dijo a la AFP Valenzuela, alcalde electo de Tres de Febrero.

Retirada

Aunque Vidal es un respaldo para los noveles alcaldes de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires, la retirada de los perdedores no está exenta de conflictos.

«Se lo van a comer crudo al cocinero», opinó Carlos Spíndola, comerciante jubilado y habitante de Quilmes.

En Merlo, donde perdió el oficialismo, estalló esta semana una toma de tierras con cientos de personas que reclaman viviendas.

En Tres de Febrero los vecinos están en guardia. Viviana, una vendedora de diarios con 46 años en el barrio, sospecha de terrenos fiscales que comenzaron a retirar la maleza. «Acá somos combativos, no los vamos a dejar», avisa.

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