Cuatro escenarios posibles para España tras las nuevas elecciones
Los españoles están llamados a las urnas domingo, para unos comicios que podrían dejar a la derecha en el poder pese a que una mayoría de electores vote a las izquierdas. Todo dependerá, paradójicamente, de la estrategia del partido socialista.
Cuatro partidos
El bipartidismo tradicional de España, gobernada desde hace más de 30 años por el Partido Popular (PP, derecha) o el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se rompió ante la irrupción en las legislativas de diciembre de dos nuevos actores: Ciudadanos, de centroderecha, y Podemos, de izquierda radical y aliado del griego Syriza.
Los cuatro partidos no lograron ponerse de acuerdo para formar una alianza suficiente que permitiese investir a un gobierno, lo que llevó al rey Felipe VI a llamar otra vez a las urnas el 26 de junio.
En estas nuevas elecciones, según los sondeos, los conservadores mantendrían la primer posición, con unos 120 de los 350 diputados, lo que no les daría una mayoría suficiente para gobernar en solitario.
El segundo y el tercer lugar se los disputan el PSOE y Unidos Podemos, una coalición formada por Podemos con Izquierda Unida -la suma del partido comunista con los ecologistas- y formaciones regionales de izquierdas.
Podemos ¿segundos?
La unión hace la fuerza: la apuesta de Podemos e Izquierda Unida podría ser ganadora, logrando más votos y tal vez más escaños que el partido socialista. Este se vería entonces relegado a la tercera posición por primera vez en su historia reciente.
El líder de la coalición, Pablo Iglesias, afirma que tenderá la mano a los socialistas para formar un gobierno de coalición de izquierdas.
Sin embargo, parece casi imposible que el líder socialista Pedro Sánchez acepte: el PSOE «no va admitir que gobierne una alternativa de izquierdas que no sea él» porque eso representaría su muerte, explica un responsable socialista que pide el anonimato.
El PSOE podría así rechazar dicha alianza argumentando su defensa de la unidad de España, dado que Unidos Podemos son favorables a la celebración de un referéndum sobre el independencia en Cataluña, inaceptable para los socialistas.
La formación socialdemócrata podría pedir entonces a sus cerca de 80 diputados que se abstengan y permitan al PP formar un gobierno minoritario, con o sin el apoyo de Ciudadanos.
Gobierno conservador, con o sin Rajoy
La presión se concentraría entonces sobre Mariano Rajoy, el jefe del gobierno conservador saliente, en el poder desde finales de 2011.
Rajoy, de 61 años, preside el Partido Popular desde 2004.
Fueron años negros para el PP en términos de corrupción: según numerosas investigaciones judiciales el dinero corría en las regiones gobernadas por la derecha, donde a veces era utilizado para financiación política.
Rajoy no ha sido investigado en ningún de estos escándalos, pero tiene «una responsabilidad política», afirman PSOE, Podemos y Ciudadanos.
Surgirá entonces el debate: para que la derecha siga en el poder gracias a los votos o la abstención de Ciudadanos y PSOE ¿deberá el líder dar un paso atrás y dejar el puesto de jefe del gobierno a otra persona?
Los socialistas se niegan a decir públicamente si respaldarían tal opción pero en privado la contemplan. Rajoy tendrá la última palabra, pero si permanece las negociaciones serán más largas.
PSOE lleva la batuta
El PSOE parece perder terreno pero si conserva su segundo lugar podría tender la mano a Unidos Podemos para formar una alianza de izquierdas dirigida por Sánchez, a condición de que los radicales renunciasen al referéndum catalán.
Es un escenario de difícil realización, dado que la desconfianza del PSOE hacia Podemos es muy fuerte. Algunos socialistas consideran que la formación de Iglesias encontrará un pretexto para rechazar la alianza, terminar su trabajo de «eliminación» del PSOE y ganar las elecciones en cuatro años.
Pasaría entonces a la única opción viable: un gobierno del PP con el apoyo del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y una abstención socialista, que se formaría después el verano boreal.
Todos los partidos prometieron que no habrá «nuevas elecciones».