China aprueba su primera ley de violencia doméstica
La Asamblea Nacional Popular (ANP) de China (Legislativo) aprobó este domingo la primera ley de violencia doméstica del país, tras un largo proceso de deliberación en el que finalmente se incluyeron los abusos psicológicos, además de los físicos.
En lo que se considera un histórico avance en materia de igualdad, el Comité Permanente de la ANP dio luz verde por amplia mayoría a ley al término de una sesión bimensual en la que también se aprobaron la enmienda que pone fin a la política del «hijo único» o la primera ley antiterrorista china.
«El país prohíbe toda forma de violencia doméstica», se lee en el texto de la nueva ley, difundido por la agencia oficial Xinhua.
La violencia doméstica queda definida en esta normativa como «daño físico, psicológico o de otro tipo» y se contemplan como manifestaciones de ese abuso tanto los golpes, las heridas o las restricciones del movimiento como las amenazas o los insultos.
La incorporación de las alusiones a los daños emocionales es vista como una victoria para los colectivos en defensa de las mujeres, ya que versiones anteriores del proyecto de ley se limitaban a definir la violencia doméstica como una agresión física.
Esta normativa también acepta como violencia doméstica las situaciones que se dan en los casos de cohabitación, cuando las parejas no están casadas, otra reivindicación de los colectivos feministas que no recogían versiones de borradores antiguos y fue finalmente incluido.
Además, la nueva ley acelera el procedimiento administrativo para obtener órdenes de alejamiento.
Los órganos legislativos llevaban años debatiendo una legislación específica sobre la violencia doméstica, un fenómeno que fue tabú en el país durante décadas.
Hasta ahora, este tipo de violencia estaba parcialmente regulado en la Ley de Matrimonio, la Ley de Protección de los Menores o la Ley de Protección de los Derechos e Intereses de las Mujeres.
Algunas prominentes resoluciones judiciales han contribuido a sacar a la luz esa forma de violencia y a que las mujeres chinas pierdan el miedo a denunciar esas situaciones.
El pasado abril, por ejemplo, un tribunal chino suspendió la condena a la pena de muerte a una mujer maltratada que mató a su marido, lo que equivale a cadena perpetua en la práctica.
En un primer juicio, el tribunal no tuvo en cuenta la violencia doméstica sufrida por Li Yan y la sentenció a pena de muerte, si bien la protesta de cerca de 400 abogados del país y de organizaciones internacionales provocaron que el Tribunal Supremo revocara la decisión y pidiera la celebración de un segundo juicio, en el que la pena fue reducida.
Según datos de la Academia China de Ciencias Sociales, un tercio de las mujeres chinas sufre violencia física, psicológica o sexual, mientras que la Federación de Mujeres del país (una organización fundada por el Partido Comunista) recibe anualmente cerca de 50.000 denuncias por violencia machista.
«Los estudios señalan que la situación ha ido empeorando. Creemos que los datos oficiales son aún conservadores y que la realidad podría ser mucho peor», advirtió en declaraciones a Efe Dorrit, un miembro de una organización en defensa de los derechos de las mujeres y niños, bajo seudónimo.
De ahí que la ley, que por primera vez establece que la violencia de género es punible, sea vista como un logro, aunque los expertos consideran que aún queda un largo camino.
«Es un gran avance. Las organizaciones en defensa de la mujer llevan trabajando dos décadas para esto», destacó a Efe la abogada y catedrática de la Universidad de Mujeres de China Liu Minghui.