Chile lucha contra la ola de incendios más mortífera de su historia reciente
«Incendios de Valparaíso son la mayor tragedia desde el terremoto de 2010», dice el Gobierno chileno. El número de personas que han fallecido producto de los devastadores incendios que desde el viernes están arrasando la región central de Valparaíso, a 100 kilómetros de la capital Santiago, aumentó a 51 y las autoridades chilenas se refirieron este sábado a la tragedia como la de mayor gravedad desde el terremoto de 2010, que dejó 525 víctimas y miles de heridos.
«Después del terremoto del 2010, los incendios forestales en Valparaíso serán la situación de emergencia que más víctimas ha generado en Chile en el último tiempo», dijo en una rueda de prensa la ministra del Interior, Carolina Tohá.
Las autoritades advirtieron de que el número de muertos podría ser «mucho más alto» con el paso de las horas.
«Todavía tenemos gran parte del territorio que no es accesible, en consecuencia no tenemos un levantamiento completo de víctimas ni tampoco de las viviendas e infraestructuras dañadas», añadió Tohá.
La alcaldesa de Viña del Mar, una de las ciudades más afectadas por el fuego, dijo minutos antes que el Municipio maneja un catastro provisional de 372 personas desaparecidas, que no implica que todas ellas estén muertas pero sí da una idea de la magnitud de la tragedia.
Según el último reporte de la Corporación Nacional Forestal, hay al menos ocho incendios activos actualmente en la región de Valparaíso, de los que preocupan especialmente cuatro por su virulencia, su rápida propagación y su cercanía con zonas densamente pobladas.
Las altas e inusuales temperaturas que se registraron viernes y sábado en la región, las intensas rachas de viento de hasta 60 kilómetros por hora y la baja humedad están dificultando el control del fuego.
Aunque Chile ha vivido uno de los inviernos más lluviosos de los últimos 15 años, los especialistas llevan meses alertando de que la sequía no se ha erradicado y de que existe una gran probabilidad de que se desarrolle vegetación fina y muerta en la zona centro-sur de fácil combustión, a lo que se suma el impacto de un modelo forestal basado en el monocultivo de pino y eucalipto.