Brasil facilita el proceso a venezolanos que soliciten residencia en el vecino país
Según datos oficiales, unos 262.500 inmigrantes venezolanos viven actualmente en Brasil, de los cuales más de 46 mil obtuvieron estatus de refugiado
Buenas noticias para los venezolanos que deseen ingresar a Brasil, que ahora podrán presentar cualquier documento de identidad, incluso si su vigencia está expirada, para solicitar autorización de residencia en territorio amazónico, de acuerdo con un decreto del Gobierno publicado este jueves en el Diario (Gaceta) Oficial.
Con esta medida, el Ejecutivo que preside Jair Bolsonaro busca simplificar los trámites exigidos a los venezolanos que huyen de la crisis política, social, económica y humanitaria que vive nuestro país para obtener permiso de residencia en Brasil, así como la documentación que les permita trabajar y acceder a servicios públicos en el gigante sudamericano.
Agilizar los trámites
El decreto tiene por objetivo reducir las largas filas de espera en la frontera de venezolanos que ingresan a Brasil en busca de residencia o refugio, y facilitarles la acogida legal en el país.
Entre las flexibilizaciones señaladas en el decreto destacan la que permite a los venezolanos presentar cédulas de identidad o pasaportes vencidos y la que concede la residencia a niños con hasta 9 años que presenten solo el certificado de nacimiento, siempre que estén acompañados por uno de sus padres.
La nueva medida fue expedida en el marco de una ley de 2019 por la cual Brasil reconoció a Venezuela como un país con graves y generalizadas violaciones de los derechos humanos y se dispuso a simplificar los trámites migratorios para facilitarle el ingreso a los migrantes provenientes d enuestro país.
Los venezolanos beneficiados por la medida recibirán una autorización de residencia temporal en Brasil por dos años que podrán renovar por plazo indeterminado desde que no tengan antecedentes criminales en el país.
Amparo a los refugiados
De acuerdo con el Ministerio de Justicia brasileño, la nueva flexibilización fue necesaria ante el «continuo flujo migratorio de venezolanos, su reconocida situación de vulnerabilidad y la crisis generalizada en el país vecino«.
Otro de los objetivos es reducir el número de solicitudes de refugio de venezolanos, cuyo estatus es regulado por una convención internacional, tiene más restricciones y depende de un complicado trámite ante el Comité Nacional para los Refugiados (Conare).
En 2020, esta institución recibió 15.538 peticiones de refugio de venezolanos, lo que equivale al 58,25% del total de solicitudes recibidas por Brasil de extranjeros que buscan ser admitidos como refugiados.
Según datos oficiales, unos 262.500 inmigrantes venezolanos viven actualmente en Brasil y la gran mayoría ingresó al país en los últimos cinco años por la frontera terrestre.
De ese grupo, 46.650 ya obtuvieron estatus de refugiado, otros 102.500 esperan respuesta y los demás optaron por pedir el permiso de residencia temporal.
Asimismo, del total de venezolanos en Brasil, cerca de 49.000 son beneficiarios directos del programa oficial de acogida del Gobierno, que ofrece nuevas oportunidades de vida en diversas regiones del país y los ha reubicado en unas 630 ciudades.
Embajadora Belandria visita la frontera
Mientras tanto, la embajadora del Gobierno interino en Brasil, María Teresa Belandria, visitó el estado fronterizo de Roraima, para observar el funcionamiento de los diversos centros de ayuda humanitaria en favor de la comunidad venezolana, como parte de la Operación Acogida que promueven las autoridades locales.
Belandria estuvo en compañía de la diputada y presidenta de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados de Brasil, Carla Zambelli, quien ha manifestado su preocupación por las graves consecuencias derivadas de la minería ilegal en el sur de Venezuela.
Zambelli y Belandria se trasladaron al municipio de Pacaraima, para visitar las instalaciones de la Operación Acogida y conocer de primera mano la situación de los numerosos refugiados que allí se encuentran, ocasión en la que conversaron con numerosas familias venezolanas en condición de vulnerabilidad que han cruzado la frontera buscando emprender una nueva vida en Brasil.
También visitaron el refugio indígena Janakoida gerenciado por la ONB brasileña Fraternidade Humanitária Universal, así como el proyecto Orinoco comandado por Cáritas y financiado por USAID.
