Opinión Nacional

Unidad y resistencia

La derrota del 7-O ha sido obviamente un pinchazo al incesante cambio, crecimiento sostenido y musculatura que ha logrado la oposición democrática desde los fracasadas experiencias anteriores al 2006. El haber sido derrotados por una diferencia de poco más de 1.600.000 votos, una distancia que habría que juzgar estrecha en consideración al régimen mafioso, en principio no es percibido en su dimensión, entendiendo que se esperaba, esta vez, derrotar a Chávez.

La desilusión, el desánimo, la desesperanza y, consecuencia de ello, el echar a la basura un trabajo político que indica sin equívocos que muy cerca de la mitad del país no se dejó vencer para manifestar su voluntad y convicción por desplazar del poder un régimen que dirige su esfuerzo por avasallar a los que jamás beberán el alimento contaminado del totalitarismo militar y personalista, que de no hacerle frente nos triturará sin contemplaciones. La mayor victoria que puede obtener Chávez el 16-D, es trasmitir la idea de que, hagamos lo que hagamos, no podremos vencerlo, vale decir, que el gobierno busca la rendición absoluta de sus «enemigos». De abstenernos lo habrá conseguido.

Dependerá de nosotros que no sea así. Nuestra perseverante tenacidad, la unidad de todos los diversos factores democráticos, sólido crecimiento, poder de movilización, dirección, enorme fuerza política e inspiración y fervor por derrotar la neodictadura se caerían como un castillo de arena, con las naturales consecuencias de que seremos arrinconados por la putrefacción de los desperdicios del proyecto rojo y el cese total de los derechos civiles y políticos que hemos defendido, pues hasta ahora no lo habían podido materializar del todo.

El camino electoral, aun con ese CNE chavista, es por ahora lo único que tenemos como respuesta y que aunque no lo queramos reconocer, ha sido el mecanismo por el que se han obtenido éxitos. Si no fuera por los eventos electorales en los que hemos participado, no hubiéramos obtenido la fuerza que se reflejó el 7O, que es un capital político que de repetirse el 16-D, el proyecto comunal y todas las cantinfléricas ideas del «Gran Hermano» de Sabaneta para controlarnos del todo, vidas y bienes, no podría consumar tan fácilmente como los abstencionistas, estos sí, colaboracionistas, le están entregando en dócil y roja bandejita.

En lo particular sí creemos que lo electoral no es suficiente para ejercitar el maratón al que están convocados los demócratas con el propósito de frenar la criminal insensatez del chavismo. Tomar la calle es necesario bajo una resistencia más activa, beligerante si se quiere; insertarse en la luchas de los trabajadores, de los productores, de los estafados por promesas cazabobos, de los familiares de la víctimas de la violencia; en fin, de todos los que de alguna manera son víctimas de un vil sistema de explotación y control que solapadamente viene colocando una red sobre millones de venezolanos.

Quedarse en su casa el 16D, no tengan la menor duda, representa convalidar el plan totalitario que Chávez nos va entregar como aguinaldo a quienes lo hemos combatido sin descanso. No se suicide dejándose convencer por los mensajeros rojos «opositores». Levántese y vote.

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