Al fin…, ¡elecciones presidenciales!
Luego de tiranteces y presiones, según lo acordado en Barbados, hecho que parecía haber recibido un puntapié, al fin las fuerzas políticas del país político, valga la redundancia, han decidido conjuntamente con el Consejo Nacional Electoral (CNE), una fecha para realizar las anheladas presidenciales, domingo 28/7, en virtud del desgobierno que, desde 2014 ostenta Venezuela, por detentación del poder y otras irregularidades, con las agravantes de un personalismo e impasibilidad ante la crisis sociopolítica y socioeconómica que nos agobia, con saldo de unos cuatro millones de connacionales que debieron migrar a objeto de escapar del genocidio chavista y sobrevivir a la situación de pobreza extrema materializada en crisis humanitaria la cual dicho etnocidio nos trasladara, solo por avidez de poder y sin contar la el tiempo y espacio de retroceso en todos los órdenes de la institucionalidad venezolana. Principalmente, en educación e industrias.
María Corina Machado, candidata de opción mayor, por sus cualidades, aunque ha llamado a la calma y reflexión ante el evento comicial, acusa al gobierno de Maduro de “pretender ‘desconocer’ los derechos de los venezolanos tras el anuncio de fecha de elecciones”. De cualquier modo, faltarían poco más o menos alrededor de unos 150 días durante los que por el rescate y progreso de la institucionalidad esperemos surjan sentimientos de tolerancia, respeto y reconocimiento sobre la situación política tan crucial e incierta por la que atraviesa la nación venezolana, razón por la que constituiría una aberración de gran magnitud contrariar, de forma alguna, el proceso ya programado. Mal podríamos morir al intento y entrar en involución ante nuestra importancia para el hemisferio y el mundo.