Ajuste económico o “paquetazo” del 27F
Momento crucial y oportuno cuando el 2/2/89 el entonces régimen CAP II anuncia su paquete global económico a corto plazo que conocimos coloquialmente, como el “paquetazo”, cuya ejecución quedó bajo responsabilidad del ministro de Cordiplan, Miguel Rodríguez; medidas que sugería, entre otros: aumentos en el precio de los combustibles y lubricantes, así como de todos los servicios básicos, devaluación progresiva del bolívar, mediante la unificación cambiaria a fin de que el USD flotara según los parámetros del mercado cambiario o con un solo precio referencial; liberación de las tasas de interés, de los precios, restricción del crédito, reforzamiento de la balanza de pagos; política monetaria moderada, reducción del gasto fiscal, salario base de Bs 4500,00/mes e incrementos salariales a los funcionarios públicos.
Era, realmente, un “programa de choque” por un semestre, tipo terapia intensiva por el logro de cambios positivos en la economía local. Tras tales cambios iniciales vendría otra política a largo plazo orientada hacia una productividad efectiva.
Ante las presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su programa de ajuste, CAP enfatizó: “Lo que debemos hacer es presentar nuestros propios planes y ejercer nuestros propios derechos sin detenernos a pensar si coinciden o no con lo que desee el FMI o cualquier otra organización”, aseveró.
Se estimó una tasa inflacionaria del 40 por ciento, que arrojaría el choque de tales medidas; sin embargo, sus detractores pronosticaron más de un ciento. El precio del petróleo oscilaba entre unos USD 29-30/barril.
Quizá por algunas fallas de comunicación, este programa de reajustes se enredó y desde horas tempranas de la madrugada del lunes 29/2/1989 estalla, por Guarenas, el “caracazo” con saldo de saqueos, heridos y muertes lamentables.
Hoy día, ante las políticas erráticas actuales, observamos que aquel trago de medicina tan agria hubiese sido lo más viable, pues las políticas de hoy día solo han causado mendiguez y, de hecho, un país menesteroso, más un éxodo poblacional insólito.
Y, para colmo de males enfrentamos, también, una crisis mundial a causa de la baja de los precios del petróleo. Pero, los madrugonazos ciegan y conllevan errores crasos y perdurables.