A Rocío San Miguel: Los malos nunca ganan
«El odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá.» Charles Chaplin, 1940
Y no les gusta. Viven, son esa rabia y ese anhelo de ser apreciados, inconformes por tan solo meterle miedo a la gente, a lo largo de sus años de crímenes y cobardía, siempre y muy seguido, la gente les pierde el miedo y los ve como la caricatura de humanos que son.
Todos torpes e inseguros, de pequeños, sufrieron maltratos y humillaciones, crecieron infelices y solo podían ofrecer infelicidad, pesadumbre a los otros.
Antes de huir, El Duce o el Duque ocupó la isla griega de Corfú, invadió Etiopía y se alió con la Alemania nazi, lo que acabó provocando el asesinato de 8500 italianos en el Holocausto. Un éxito sin duda. Mussolini, como el pusilánime que fue, huyó a la Italia ocupada por Alemania, donde, bajo la presión de Hitler, formó un débil y efímero estado títere. El 28 de abril de 1945, cuando se acercaba la victoria de los Aliados, Mussolini intentó huir del país. Fue interceptado por partisanos comunistas, que le dispararon y arrojaron su cuerpo en una plaza pública de Milán, donde quedó para ser, de nuevo y para siempre, despreciado.
Pronto se reunió una multitud que profanó el cadáver del dictador y descargó años de odio y pérdida. Su cuerpo, apenas reconocible, fue finalmente depositado en una tumba sin nombre.
El aliado de Mussolini fue el rey Víctor Manuel III, apodado infamemente Sciaboletta, que significa «pequeño sable», debido a su tamaño: medía 1,53 metros de altura. Tenían que hacerle una espada especial para no arrastrarla, como un enano.
A Hitler también lo trataban como un enano y de un solo huevo, porque efectivamente, solo tenía uno, como también fue cierto que era de baja estatura, lo cual lo amargaba infinitamente. Perseguido toda su escasa vida por una sátira mordaz de parte de sus víctimas y oponentes; pasando por el gran artista y cineasta Charlie Chaplin en El Gran Dictador, si no hasta los soldados británicos se divertían cantando canciones de burla al respecto.
«Hitler solo tiene un huevo
Göring tiene dos pero muy pequeños
Himmler es bastante similar
Pero el pobre Goebbels no tiene huevos en absoluto»
El espectro total de resistencia, oposición y descontento, de discriminación y represión, como también cada reacción inconformista al dominio dictatorial, es infinito. Nunca los opresores, dictadores, enanos violentos de un solo huevo han logrado dominar a los pueblos, tan solo los tienen secuestrados y es ese pueblo el que se subleva y acaba con el enano de turno. Al momento de suicidarse, Hitler lleva ya escondido, más de tres meses, en el búnker del Führer «Führerbunker» en el centro de Berlín.
Como un gusano, tembloroso y arrastrado, él y su esposa Eva Braun pueden escuchar cómo el ejército de la Unión Soviética se acerca cada vez más. Está cada vez más claro que Alemania perderá la guerra finalmente. Después de sus muertes, los oficiales del escuadrón especial nazi SS, llevan los cadáveres de Hitler y de su esposa a la parte exterior del búnker. En ese lugar, rocían sus cuerpos con gasolina y son quemados. Ya ven, un homenaje bien logrado.
Alexei Navalny, el hombre al que durante una década Putin trató de silenciar, amenazarlo, hasta envenenarlo en 2020, encarcelarlo cuando se recuperó, puesto que valientemente volvió a Rusia en 2021. No le temía a Putin, lo enfrentó y hasta el último día de su vida, mantuvo la dignidad llevada por un humor que solo un grande posee, después de 300 días en aislamiento se mantenía firme en sus convicciones, lo asesinaron, pero dejó en el pueblo ruso una imagen de gallardía y poder, aquel que se ejerce desde los principios, desde la honestidad. Putin vive con miedo a todo y de todos, tiene una obsesión por verse atractivo, pero parece una gárgola, cosa que ni con cirugía. El autor del despropósito destructor llamado revolución en el caso venezolano, Hugo Chávez, intentaba insultar a todo aquel que se le oponía, con la mala suerte que se le devolvía la pelota y terminaba él siendo víctima de sus insultos. Rodeado de aduladores bien pagados, murió en extrañas situaciones con un cáncer supuestamente «inoculado» en Caracas y desarrollado con éxito en La Habana. Hay desde personajes de hule que cuando los aprietas el muñequito Comandante se caga en los pantalones, hasta todo tipo de caricaturas y chistes que siguen desarrollándose entre los ciudadanos venezolanos, hoy distribuidos por el mundo entero bajo un exilio que marca récord en el continente, segundo lugar después de México, para ser un país sin guerra, pero con condiciones de vida desesperadas. Maduro es un gigantón bobo. Astuto para robar y aliarse con cuanto criminal existe en el planeta. La llaman «platanote» o «masburro», hay cientos de motes, chistes y grabaciones de sus múltiples errores por ese eterno descuido en su pequeño cerebrito, ha multiplicado penes tanto como leído en vivo, mensajes de sus «no seguidores» dictándole: «Epa Nicolás, nadie te está parando bola» expresión típica venezolana para decir «todos te ignoran». La detención y amedrentamiento contra la luchadora incansable, integra, admirada y conocida como es Rocío San Miguel ha sido escandalosa, por cobarde, siempre, pero por ser un tiro en el pie. Hasta miembros del chavismo no saben donde meterse para ocultar la vergüenza, este no es Capriles o Leopoldo López, apresados siendo jóvenes y guapos, pero ahora es una mujer, madre de una jovencita, uno de esos pilares sociales que por su contundencia, perseverancia y preparación no da lugar a dudas de su inocencia. Las injusticias se pagan, y se pagan para siempre. Nadie olvidará la estupidez cotidiana y política de Maduro, como nadie olvida la maravilla humana, profesional y ahora convertida en líder de un país, como es Rocío San Miguel, el mundo es testigo de como se agota el tiempo de los canallas. El destino del peor chofer de bus que ha tenido la historia del volante, será el mismo que el resto de los dictadores, su enanismo mental lo ayuda para sumar desencantos y que se le aparten para la foto en grupo. Detestado en el planeta y solo recibido en la pequeña isla de Cuba o en la fría ciudad de Moscú, no se le hace fácil huir del territorio caribeño, del cual no es originario, pues se conoce como lugar de nacimiento Cúcuta.
Cree haber secuestrado a los venezolanos, pero el secuestrado es él, rodeado de burlas, conocido como medroso, pollerudo, no da un pasito sin estar triplemente custodiado, primero lanza a la furia ciudadana a la esposa, que entregarse él. Pasará a la historia como bruto, torpe y cobarde, y siempre, un segundón.