Inicio de la reflexión electoral para 2024
Vamos a retomar la reflexión política y electoral en donde la dejamos al cerrar 2023. Concluí mi actividad en este sentido esbozando un esquema de las tareas que será necesario llevar adelante en 2024 y que serán los temas que ocuparán nuestra atención en los próximos meses. Desde luego, la más importante es preparar el escenario opositor para la elección presidencial de 2024, cuando quiera que ésta se presente.
Las tareas cruciales
En esta tarea, lo mencioné, son cruciales tres cosas: la estrategia que defina el comando de la candidatura unitaria, la renovación y actualización del liderazgo opositor y preparar al electorado −dentro y fuera del país− para el evento electoral. Iniciemos esta reflexión de principios de año en este último punto.
A esta tarea, crucial, de preparar al electorado opositor en el exterior, están dedicadas varias organizaciones de la sociedad civil −que mencioné en mi último artículo y no creo necesario hacerlo nuevamente− y a ella se deben abocar también los partidos políticos y el propio electorado. Pero esto último, indispensable, ya no resulta tan fácil. Veamos por qué.
Como se ha mencionado, se calcula que hay más de cuatro (4) millones de venezolanos en el Exterior, probablemente inscritos en el Registro Electoral (RE), que tienen derecho a votar y no lo podrán hacer, a menos que se abra el RE y puedan actualizar su dirección; se estima también que hay en Venezuela más de tres (3) millones de jóvenes, mayores de 18 años, que tampoco han podido registrarse; aparte de más de un (1) millón de personas que se han desplazado internamente en Venezuela, por diversas razones de trabajo, seguridad y acceso a mejores condiciones de vida, desde el lugar en donde vivían y votaban, a otras ciudades y que tampoco han podido actualizar su RE. Qué duda cabe que, ante la perspectiva electoral, lograr la apertura de los centros de RE, en Venezuela y el Exterior, es un objetivo político, importante e impostergable.
Objetivo para 2024
Ese objetivo enfrenta dos dificultades. La primera se deriva del propio gobierno, al que no le interesa facilitar esta actividad −mucho menos en el Exterior− pues supone, con sobradas razones, que el voto de los nuevos votantes o los que actualicen su RE no le será favorable. Pero la segunda razón no es menos compleja: es al propio electorado, dentro y fuera del país, al que hay que convencer y movilizar para que se decida a participar y actualice su RE.
La debida celebración de los resultados del 22 de octubre se vio interrumpida por las acciones judiciales del gobierno en contra de la Primaria; pero, tampoco la necesaria reflexión de lo ocurrido se ha podido ventilar adecuadamente. Y uno de los aspectos a evaluar es, sin duda, la participación electoral de los votantes en el Exterior.
Entre junio y julio del año pasado, la CNP emprendió una actualización, telemática, de la dirección de los votantes en el Exterior para que pudieran participar en el proceso de Primaria. Fue un proceso cuidadosamente realizado, cumpliendo todas las normas y garantías de seguridad que se podían llevar a cabo y se logró que más de medio millón de electores inscritos en el RE de Venezuela participaran en el proceso. Al final quedaron registrados unos 400 mil electores, de los cuales votaron el 22 de octubre unos 140 mil.
Las primeras preguntas
Este fue un resultado que, para el momento −con los recursos con los que se contó, las dificultades que se enfrentaron, los diferentes bloqueos a la actividad, la falta de promoción por parte de la mayoría de las organizaciones políticas−, se consideró muy satisfactorio. Se instalaron más de 800 mesas, que movilizaron miles de miembros de mesas y testigos, en un despliegue organizativo nunca visto en una elección primaria en ninguna parte del mundo. Esa es una poderosa base militante, de organización, pero no es suficiente para enfrentar una elección presidencial en 2024. Es necesario definir también una estrategia con respecto a la incorporación de los electores del Exterior a la actividad electoral y al rescate de la democracia en Venezuela.
Muchos pensaban que el llamado a Primaria sería como las “Trompetas de Jericó”, que derribarían los muros que se erigieron en torno a los venezolanos en el Exterior y que estos acudirían en masa a actualizarse para votar y no fue así. Primera gran decepción, aun no asimilada adecuadamente. Se hace necesario reflexionar sobre las razones por las cuales de un potencial superior a los 4,5 millones de electores en el Exterior solamente un 10% se movilizó a actualizar sus datos para participar en la Primaria. ¿Por qué casi un 90% de los posibles electores no participó en el proceso de actualización? Luego, de los que actualizaron sus datos, un 37% se movilizó a votar. Un porcentaje del 37% es una participación alta, sin duda, para una elección primaria; pero, es el momento ya de preguntarse: ¿Qué paso con el 63% que actualizó sus datos y no se movilizó a votar?
Cuatro Razones.
Las razones, no evaluadas a profundidad, son varias. El proceso de actualización fue complejo, difícil para algunos y no todo lo duradero en el tiempo que se pudo haber esperado. Los recursos logísticos no alcanzaron para incorporar muchas más ciudades para el proceso de votación; tampoco el “ambiente” político, de dudas y rechazo de algunos sectores, daba para más. Tampoco se contó con recursos publicitarios para promover mucho más masivamente la actividad, para dar a conocer lo que se estaba haciendo, para entusiasmar a los electores, etc. Para el día de la votación, seguramente muchos no se pudieron desplazar para votar desde donde vivían a los centros de votación que habían seleccionado tentativamente o no dispusieron, por razones de trabajo, del tiempo para ello.
Pero, también es necesario entrar a analizar otros factores que jugaron en la decisión y sobre los que debemos reflexionar mucho más a fondo con vistas a 2024.
Lo primero es que una gran parte de los que optaron por la emigración, rompieron o quieren romper con lo que dejaron atrás y que los obligó a dejar el país. Sin duda hay añoranza y vínculos muy fuertes, culturales y familiares; pero también un “hastío” que no podemos dejar de reconocer y que los lleva a romper “lazos”, excepto algunos de amistad y familiares. ¿Cómo fortalecemos esos lazos y ayudamos a “romper” con aquellos vínculos y “recuerdos” que los obligaron a alejarse del país?
Lo segundo, desde un punto de vista político, es que para la gran mayoría de la dirigencia opositora democrática no hay duda en que es la vía electoral la que hay que transitar para sacar a Venezuela del marasmo en el que estamos. Pero, ¿es eso mismo lo que piensan los electores potenciales que están en el Exterior? ¿Es lo que piensan los que abandonaron el país por diversas y válidas razones, entre ellas la decepción de la política y la vía electoral?
Una tercera razón es que los venezolanos que están afuera no son distintos a los que están aquí. Muchos de ellos, al igual que muchos de los que permanecen en el país, no participan en eventos electorales y políticos, estos les son indiferentes. Otros, algo más activos y radicales, no creen que la electoral sea la vía válida y la distancia del país los lleva incluso a ser más radicales. Otros, aun creyendo en la vía electoral, no consideraron válido participar en un proceso de Primaria para elegir una opción presidencial opositora, a sabiendas que, probablemente, no podrán participar en la elección presidencial de 2024.
Y por último, sin considerar que lo expuesto sea exhaustivo o que se agotan las razones con las mencionadas, sin contar con los miles de exilados políticos que están en el Exterior, los demás ¿Encuentran en nuestra “oferta” política, electoral, un aliciente suficiente para retornar a la vía electoral y motivarse a participar?
Conclusión.
Estas preguntas y otras similares no las podemos seguir evitando; son las que nos tenemos que responder y sobre las que continuaremos reflexionando en entregas posteriores durante este año.