¡La desacertada política del fracaso!
Después de despertar de la gran pesadilla a la que nos ha conducido la delirante Oposición en su lucha por “cambiar el régimen”, hemos tenido que sumarnos al bloque de arrepentidos, que queriéndolo o no, ha asumido la debacle generalizada con la reflexión asumida como consecuencia del fracaso; ojalá, con ansias de cambiar la lucha pesimista asumida por muchos, enfrentando el presente con ansias del futuro deseado por todos. Es lo que aspiramos después de tantos avatares surgidos por el dislate de querer mantener la diatriba generada por el “Socialismo del siglo XXI”, que se ha querido mantener como base de la campaña del “renacer de la política”, que como dijimos antes, fue el emprendimiento surgido de la fracasada abstención liderada inconscientemente por muchos opositores, quienes tercamente enfrentaron a quienes nunca estuvieron de acuerdo con el uso de esta estrategia para mantener la oposición al “régimen”. Es como hemos mantenido, el mayor error opositor que se insufla en las redes sociales, tan ignorantes como desacertadas. Pareciera una verdad de Perogrullo, pero en nuestro interno sabemos que quiere decir lo mismo, cambio de liderazgo o cambio de forma de hacer política. Nunca se logrará ese cambio para el renacer, si los líderes de los partidos no unen esfuerzos de unidad para lograrlo; esa UNIDAD que se consolidó y logró la mayoría en la Asamblea Nacional en 2015.
En verdad, e insistimos en decirlo, surgió lo que hemos llamado la “diatriba opositora”, un maremágnum de engaños, que es necesario disolver para poder reconquistar la clara y verdadera democracia. Es imposible lograrlo continuando con el engaño de los líderes opositores, que desde hace más de una década han impulsado el cambio fundamentado en la acción de fuerza. Esa acción que fue propuesta mediante engaños jurídicos fundamentados en equivocadas interpretaciones constitucionales. Unas propuestas, con la que creyeron inducir a los integrantes de la Fuerza Armada para la rebelión, que obviamente es un llamado delictivo contra el precepto del defensa militar establecido en la Constitución. Otros, confundieron la idea de misión militar institucionalizada desde siempre, con intervención militar externa, un claro absurdo que califica la traición a la patria.
Repetimos lo que dijimos antes cuando hablamos de diatriba, remontándonos a los cínicos griegos, y en especial, al cínico Bión de Borístenes, quien empleó la ironía para burlarse de los hombres y sus debilidades, de donde nace la idea de la diatriba como discurso agraviante y sarcástico. Esta debiera ser la guía de los tecladistas opositores, cuyo concepto podemos asimilarlo al actual discurso de los lideres, quienes tal vez sin saberlo, conducen su propósito como los cínicos, ya que solo les sirve para atacar al régimen y censurarlo con contenido violento, usando la falsedad como forma de mantener el liderazgo.
También repetimos, que, para muchos en el exterior, este fracaso opositor les ha servido para ahondar en su virtuosismo forjado en la antipolítica manifiesta, que culpabiliza al régimen (Maduro), y como es visto, esta excusa se ha hecho inexistente o fantasmagórica que, si fuéramos sinceros, lo tildaríamos de fracaso. Para ser más sinceros, como dijimos antes, pudiéramos adosarle a esta antipolítica el epíteto de “gran pesadilla”. Así, hemos gastado energía en vano tratando de abrirles los ojos e esos opositores, que no ven más allá que a un régimen (Maduro) que hay que atacar, cayendo en la iniquidad que se deriva de una gran estupidez traidora de la patria, como el de pedir la intervención extranjera para imponer medidas de fuerza militar y/o económica, que en lugar de beneficiar al anhelado cambio, lo que han hecho es generar hambre y miseria, ya que al no permitir la producción y la generación de ingresos en nuestras industrias del Estado, es imposible generar recursos para los dos elementos básicos, excedentes dinerarios y eliminación del factor inflacionario que es la máxima expresión del sistema económico.
Nuestra mirada seguirá siendo la del opinante franco y sincero, que lleva su mirada al verdadero sentido de lo que queremos. No estuvimos de acuerdo con el régimen chavista desde su inicio, porque enfrentamos los alzamientos de 1992, pero hemos querido mantenernos en la real verdad que, aunque parezca ilógica es la verdad que desecha el antagonismo torpe contra un régimen inexistente políticamente, que se mantiene por la estúpida y desacertada política opositora. Fueron muchas las voces agoreras contra el referendo, pero debemos sincerarnos al conocer el acuerdo de Venezuela y Guyana en la discusión por el Esequibo. Si no hubiera existido el referendo no habríamos sentado a dialogar a los dos presidentes. Mas interesante aun los acuerdos sobre la CIJ y el acuerdo de Ginebra.
¡Insistimos en pedir a todos los venezolanos que cesen en su pérdida de fe y despierten de la pesadilla!