Matar en nombre de Alá
En la historia de la humanidad, desafortunadamente, ha habido numerosos casos en los que los creyentes se han enfrentado y se han perdido vidas en un intento de imponer su propia visión de Dios. Europa experimentó largos años de guerras religiosas hasta que en 1648, con la firma de la paz de Westfalia, se puso fin a la guerra de los treinta años.
La paz de Westfalia marcó un hito al reconocer la libertad religiosa en el Sacro Imperio Romano Germánico, poniendo fin al sangriento conflicto entre católicos y protestantes.
Resulta increíble e inimaginable que en pleno siglo XXI todavía existan aquellos que predican una guerra santa y buscan aniquilar a los infieles.
La Yihad está mencionada en el Corán, pero su interpretación puede variar considerablemente. Puede ser entendida ampliamente como un esfuerzo espiritual para vivir de acuerdo a los principios del Islam, o de manera más estrecha, como una lucha armada para defender el Islam.
Ojalá los imanes que predican la interpretación de la Yihad como una guerra santa se centren en leer la Sura 2, aleya 256, que declara «No hay coacción en la religión».
¿Será necesario un conflicto prolongado y más pérdidas de vidas para lograr algo similar a lo ocurrido en 1648?
No hay duda que estamos frente a un legado de fanatismo religioso, secular perverso, que ha atormentado históricamente a la humananidad, y la seguirá atormentando de por vida y cada vez con mayor fuerza, hasta tanto la sabiduría humana, comprenda realmente, que el fanatismo y radicalismo religioos, en mayor grado, de judíos y musulmanes, y en menor proporción, otras sextas, se ha convertido, como lo postulara Carl Marx, en el opio de la humanidad. Un fatídico y temible gusanillo que ameza con la destrucciión de toda la humanidad, por esa eterna e histórica pugna entre los escogidos de Alá y los seleccionados de Moisés como los supuestos heredero de la Gloria del cielo, lo que desafortunadamente ha desembocado peligrosamente en el actual e incierto desenlace. En mi humilde opinión, esto solo al menos, se podrá aliviar, y encaminar a una solución definitiva, cuando entendamos firmente, que los escogidos de Dios, somos todos los humanos, y no soalemtne las sextas de imanes, calfatos, emires musulmane, o el odioso aparterteih de rabinos judíos, quienes actualemtne ejercen la supremacía económica, científico cultural y del poderío militar en todo el mundo, a través de sus eternos aliados, y tras los cual, han aprendido y van ahora los musulmanes, con la creciente traspolación de migrantes ara´bicos, tanto en Europa como en Estados Unidos, donde empieza a escalar imprtantes posiciones..