No hay que desesperarse
Hasta el momento, todo ha transcurrido de manera favorable. Las elecciones primarias se llevaron a cabo con éxito, y, como era de esperar, el resultado sorprendió al régimen, que ha respondido de la manera habitual: ignorando la realidad y anunciando medidas apocalípticas que, en su mayoría, se quedan en meras palabras efímeras.
Frente a esta retórica oficialista, nuestra respuesta debe ser la de escucharla como si se tratara de la lluvia, sin distraernos, y continuar avanzando en nuestro camino hacia la realización de elecciones libres y competitivas en 2024.
Mientras las palabras y amenazas provengan únicamente de los portavoces del régimen, estamos en una posición favorable. La situación sería diferente si optaran por desestimar los acuerdos de Barbados y siguieran el camino de Ortega, instaurando una dictadura implacable. En ese caso, deberíamos recordar y actuar de la misma manera que lo hicieron nuestros antepasados a finales de los años cincuenta del siglo pasado. El 23 de enero de 1958 es un excelente ejemplo de lo que puede lograr un pueblo que se niega a vivir bajo una dictadura.