Lo que era el Consejo Supremo Electoral
En la época en que me tocó ser vicepresidente del Consejo Supremo Electoral, ese organismo rector de los procesos electorales estaba formado por siete miembros, cuatro de ellos representantes de los partidos que habían obtenido el mayor número de votos en las últimas elecciones y tres independientes. El presidente y los dos vicepresidentes eran independientes y no se tomaba ninguna decisión pasando por encima de la opinión de esos independientes.
En resguardo de la pureza de las elecciones y para evitar manipulaciones por parte del gobierno en la formación del registro electoral, el CNE fiscalizaba la emisión de cédulas de identidad: la Dirección de Identificación y Extranjería (DIEX) del Ministerio del Interior no podía emitir una cédula sin el visto bueno de la fiscalía de cedulación del CNE y ésta estaba a cargo de un funcionario allegado a la oposición.
Hubo presiones, sin duda, por parte del gobierno de turno, par que los independientes decidieran conforme a lo que deseaba ese gobierno, pero nunca se cedió a esas presiones y prácticamente todas las decisiones se tomaban con el voto unánime de los siete miembros.
Recuerdo la resistencia a la presión para que no se legalizara al partido Unión Para Avanzar (comunista), pero como había cumplido con todos los requisitos para la legalización, se legalizó.
El CNE estaba autorizado para financiar a los partidos y todos los partidos, incluso el oficial, debían rendir cuenta de los fondos utilizados en sus campañas. Las violaciones del reglamento electoral eran sancionadas sin distinguir que fueran del partido de gobierno o e un partido de oposición.
El prestigio internacional del CNE era tal que hubo países, como Nicaragua, cuyas elecciones, bajo un gobierno cuyo origen no era electoral, fuesen organizadas por el CNE venezolano. Me tocó ser parte de la comisión el CNE que asesoró al Consejo Electoral nicaragüense (constituido por mayoría de miembros sandinistas) pero cuya actuación, auspiciada por la comisión venezolana no puso obstáculos para impedir que ganara Violeta Chamorro, frente a Daniel Ortega, de quien se pensaba que era imbatible.