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¡La recuperación de Venezuela!

Pareciera ser una suerte real o el cumplimiento de un presagio la real política actual, que sin ser llevada por la fuerza presumida desde hace varios años, se está creando conciencia en el venezolano de a pie, quien muchas veces por su torpeza, se ha unido a la lucha contra el régimen utilizando la incrédula “fuerza por la libertad”. Pareciera, que en su agónica esperanza insumiera el mismo deseo de libertad requerida en la época de la independencia o en momentos cruciales como los de 1958, cuando hubo necesidad de parar la política guerrera, para dar paso a la fortaleza del pensamiento patriota que unió la política militar con la conciencia cívica. No de otra forma hubiera sido posible un acuerdo nacional, indiscutiblemente diferente al que se requiere hoy, cuando un error cívico creyó que la militarización era la buena espiga que haría florecer la esperanza de salvar a Venezuela.

Sin dudas, renace la esperanza por la recuperación del país, que creemos, como muchos otros venezolanos, que es una esperanza ya presumida desde que se inició la cámpala por lograr el necesario “Acuerdo Nacional”, ese cuerdo que ha sido una necesaria esperanza en muchos venezolanos, y que desde hace algún tiempo nos unimos a esa propuesta política que como dijimos antes, es un  reclamo de toda la sociedad, donde deben concurrir, muy especialmente,  los agentes  económicos, laborales y políticos, bajo la estructuración de un fuerte Estado con un sistema de gobierno que se encargue de la institucionalización de la seguridad del Estado y le permita cumplir su papel rector, regulador y promotor del bien común, donde se aplique el principio de la subsidiariedad mediante el cumplimiento de las tareas esenciales de la vida social como los son la educación, la salud y la seguridad y el orden público. Obviamente, que para ello requiere lograr una estabilidad política  que conduzca a la paz necesaria para la gobernabilidad.

Leemos hoy un artículo del renombrado Luís Ugalde, SJ, quien en su texto expresa que “Nadie en su sano juicio defenderá que Venezuela va bien y que nuestro futuro deseable viene de la mano de este “Socialismo del Siglo XXI”. Por el contrario, unos y otros deseamos el cambio. Las diferencias empiezan al definir ese cambio, visualizar el punto de llegada y proponer caminos.” Expone además que “…Entre los opositores que buscan el renacer de Venezuela en democracia, ninguno tiene la fuerza suficiente para derrotar al actual gobierno y conducir exitosamente la necesaria transformación y construcción del país. Por eso es imprescindible dialogar y llegar a acuerdos. La primera coincidencia de la mayoría venezolana está en el rechazo a la actual situación con salarios y pensiones miserables, con lamentables servicios de educación y salud pública, con la inversión productiva moribunda, con los servicios de agua y luz en sobresalto y con más de siete millones de exiliados y otros desesperados por emprender camino hacia el doloroso destierro.” Expresa que “…Ahora tenemos la Primaria para escoger un candidato opositor para la elección presidencial del año que viene. Un candidato para el cambio. Incluso el Gobierno necesita un candidato para cambiar sin abandonar el Poder retenido desde hace un cuarto de siglo.”

Compartimos con Luis Ugalde SJ, su pensar de que “…El punto de salida es la realidad que queremos cambiar y el de llegada, la Venezuela recreada en lo político, económico y social, a partir de las elecciones de 2024. Si nos domina el punto de partida prevalece el malestar, el rechazo, la rabia y el deseo de castigo para los causantes…”. “…Nos vemos obligados a centrarnos en cómo sumar y multiplicar nuestras fuerzas y superar las enormes carencias y obstáculos actuales para la recuperación de esta Venezuela tan enferma que, a ratos, nos parece irrecuperable.”

Recordamos, que el 1ero de abril de 2019, el mismo Ugalde escribió: “Al ver que ninguna de las partes puede aniquilar a la otra se llega a la conclusión de que es mejor negociar la salida que matarse…y es claro que el régimen es incapaz de mejorar la gravísima situación. Está sentenciado de muerte, aunque pueda prolongar la agonía a un costo muy alto…” Pero esta desidia no es nueva, ha sido la causa de los percances político son nuestra reciente historia democrática. Pero el problema no es reciente; remontándonos a 1994, recordamos un artículo que publicamos intitulado “UN ACUERDO NACIONAL”, en el que dijimos: “Es incomprensible la oposición de algunos candidatos, al requerimiento de un acuerdo nacional «ya», para ordenar las políticas que el País reclama de urgencia, con la seguridad de que tendrán firmeza y continuidad con el nuevo gobierno.” Lamentablemente, siempre fue fácil proponer la teoría de “los libertadores” basada en la acción de fuerza, que ha sido la que nos condujo a la difícil reconciliación y entendimiento. Maleficio que por fortuna ha desaparecido después del rotundo fracaso del llamado a la abstención y hoy con el renacer de la esperanza en el proceso electoral.

Más fundamento en ese renacer de la esperanza, cuando recordamos nuevamente el artículo de Eduardo Fernández, donde expresa que: “…el cambio económico que el Movimiento Unión y Progreso le están presentando a la opinión pública nacional tiene que ver con el cambio político…”. Todo referido a una “…Arquitectura Institucional del Estado democrático. De la Nueva Democracia que aspiramos comenzar a construir a partir del cambio político electoral que debe producirse el año 2024…”. Dijimos entonces, que nos lleva a pensar en la necesidad de reflexionar sobre lo bueno o malo, lo cierto o lo equivocado del desempeño político de los venezolanos que convivimos en esta tierra de gracia, y a la “Nueva Democracia” que aspiramos a construir los venezolanos sin discriminación. Pensamos entonces, que este proyecto que anunció Eduardo Fernández, no hay dudas en la dirección de su línea para el cambio, ya que su dirección a nuestro entender es la correcta, ningún cambio político surgirá como magia o válido si no se inicia con el cambio económico. No es un decir, sino que de eso alertan las ciencias administrativas, en el entendido que no habrá ningún resultado político propuesto, si no contamos con una economía que lo apoye. Obviamente, dependiendo de la orientación política que se tome, porque tenemos la experiencia de haber contado con el mayor ingreso económico recibido en toda la historia de Venezuela y eso le sirvió al chavismo para lograr el milagro al revés.

Comentamos también, que nos llamó la atención cuando en una segunda propuesta nos lleva a “…adoptar el modelo de Economía Social y Ecológica de Mercado que tanto éxito ha tenido en los países que lo han ensayado en Europa occidental y en el extremo oriente (Japón). Ese modelo que se resume en la frase: ‘Tanto estado como sea necesario, tanto mercado como sea posible´…”. Confesamos que nos fue extraña la propuesta, pero conociendo la teoría, la vemos como válida  y nos aferramos a la credulidad del proyecto, mas, cuando sabemos que estos países que modelan son constructores de proyectos económicos que han logrado sobreponerse a las economías críticas y han obtenido puntos de crecimiento que superan los estándares.

Concluimos, que vemos con beneplácito el cambio político asumido en la Oposición con la esperanza electoral, que, con una propuesta válida para el renacer económico sin dudas nos llevará a la “Recuperación de Venezuela”.

@Enriqueprietos

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