¿Qué saldrá de esta situación empantanada?
El panorama político en Venezuela presenta no sólo confusión, sino también un estancamiento evidente. Por un lado, el régimen amenaza con suprimir las primarias mediante cualquier medio posible. Incluso han recurrido a acciones como la solicitud de orden de arresto a María Corina Machado, principal contendiente en las primarias, presentada ante el Tribunal Supremo de Justicia por el representante del PSUV, Ratti. Por otro lado, el vicepresidente de PSUV, tras una rápida visita a Cuba, insinúa la posibilidad de elecciones en 2023. El régimen también parece considerar la opción de llevar a cabo megaelecciones.
En la esfera opositora, aparentemente, se centran en la realización de las primarias sin mostrar preocupación por las constantes amenazas que emanan a diario de los voceros del régimen, quienes insinúan la suspensión de las mismas.
La cuestión primordial es si habrá elecciones en 2024. El creciente rechazo evidente en los sectores populares hacia Maduro y su régimen parece no favorecerles en absoluto, sin importar las artimañas que empleen para ganar cualquier contienda electoral. Por lo tanto, resulta plausible suponer, tal como posiblemente les hayan alertado los cubanos, que la realización de elecciones libres marcaría el declive del régimen.