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¿Nuevo tablero geopolítico en el Sahel?

Bajo el paraguas de la Francophonie como ente económico y político amalgamado por la lengua francesa,  Francia procedió a una gradual  sustitución del tradicional colonialismo paternalista gaullista por el de un neocolonialismo bajo el epígrafe de “garante de los Derechos Humanos”.

Así, tras asumir el papel de gendarme occidental con las bendiciones de EEUU, Francia habría continuando esquilmando los recursos naturales, especialmente uranio, platino,cobalto, manganeso, oro y diamantes además del mediático coltán, valiéndose de los endémicos conflictos tribales para perpretar  rutinarios golpes de Estado que encumbraran al poder a Gobiernos pro-occidentales. Así, según un artículo del politólogo Adem Kiliç titulado «El sistema de explotación occidental en África y el caso de Francia», publicado en United Wolrld y editado por el equipo de PIA Global, «el 71% de los países africanos donde se han producido los 67 golpes militares de las últimas décadas serían antiguas colonias francesas».

Asimismo, según el citado artículo, en los acuerdos de descolonización, la metrópoli francesa impuso a sus antiguas colonias englobadas en la «Mancomunidad de países de habla francesa» la obligación de utilizar el franco africano CFA, como moneda neocolonial así como la implementación de un impuesto para pagar las infraestructuras construidas por Francia durante el período colonial, impuesto aceptado por 14 de sus antiguas colonias. Asimismo, según dichos acuerdos, las antiguas colonias  obligatoriamente tenían que depositar el 65% de sus reservas de divisas en el Banco de Francia para sufragar las supuestas  deudas contraídas con la metrópoli, por lo que el tesoro francés recibía anualmente alrededor de $500 mil millones en ganancias y retornos de África. Igualmente, según  el acuerdo de colonización firmado, Francia se reservaba el derecho a intervenir militarmente en los países africanos y desplegar tropas de forma permanente en bases e instalaciones militares gestionadas por los franceses.

Putin y la doctrina del «pathos colonial»

Putin habría desempolvado en el 2006 la doctrina del pathos colonial implementada por Jruschev y basada en la ayuda a los regímenes nacionalistas árabes en su lucha contra la influencia occidental. Ello tendría su plasmación en renovados proyectos de cooperación económica y militar con Egipto y Siria y en el diseño de un nuevo tablero geopolítico en el Sahel, utilizando el estilete del grupo Wagner de Prigozhin.

Prigozhin, conocido como «el chef de Putin», reconoció haber fundado y financiado el Grupo Wagner que tuvo su bautismo de fuego en la campaña de Crimea del 2012 y asimismo, habría intervenido en Siria y diversos países africanos con las bendiciones de Putin, en particular, en Sudán, Libia, Malí, Chad  Burkina Faso y la República Centroafricana.

Bazoum era un aliado clave para los interés económicos y geopolíticos de Francia y EEUU pues ambos países tienen bases militares y además es vital para Francia pues el 10% del uranio utilizado en las centrales nucleares francesas proviene de las minas de Niger explotadas por la empresa semiestatal francesa Orano.

Sin embargo, el presidente de Níger, Mohamed Bazoum, fue depuesto tras un golpe de estado perpetado por los militares quienes han nombrado al general Abdourrahmane Tiani como jefe de Estado tras lo que Níger podría seguir el camino de sus vecinos, Burkina Faso y Malí y empezar a pivotar en la órbita rusa.

En consecuencia, no sería descartable la intervención militar de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), teledirigidos por Francia y EEUU para lograr reconducir a dichas antiguas colonias díscolas a la senda de los países controlados por el neocolonialismo occidental. Dicha intervención podría desencadenar un conflicto regional que se extendería desde Mauritania hasta Etiopía afectando asimismo a Libia, Sudán y Nigeria y teniendo a Marruecos y Argelia como portaviones continentales de EEUU y Rusia y del que podría surgir un nuevo tablero geopolítico.

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