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¿Por qué los peores se ponen a la cabeza, en el mando, en los principales cargos?

Todo poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente- Lord Acton

El título no es original de nosotros, proviene de Friedrich von Hayek, de su famoso “best seller” Camino de servidumbre, camino el cual en las dictaduras de izquierda, llámense progresistas, nacionalistas o pan-árabes, o simplemente “populares”, no existe el sendero de regreso, sino que es una ruta de una sola vía.

“Lasciate ogni speranza voi che entrate” parece decirnos de nuevo el inmortal Dante Alligheri.

Hayek, ha observado el hecho indiscutible e irrefutable que las soluciones en un sistema democrático son mucho más lentas, los procedimientos son rigurosos, latosos, y engorrosos. ¿Cómo envidiará por dentro Pedro Sánchez el presidente del gobierno español, a Maduro, a Diaz-Canel de Cuba, y a Ortega, quienes dan órdenes directamente por televisión sin consultar a nadie y aparentando ser expertos en todo?  Nos recordamos de la dictadura franquista que durante años hizo pasar hambre a su pueblo hasta que vinieron los tecnócratas del Opus Dei y abrieron la economía, permitiendo de esta forma el funcionamiento del mercado y en consecuencia gestaron una prosperidad económica. Esta prosperidad a su vez trajo la formación de una clase media la cual paradójicamente le tenía asco a la dictadura, y apenas falleció el caudillo de España por la gracia de Dios, la transición se puso a marchar como un deus ex machina.

También me recuerdo, leyendo algunos periódicos españoles los que alertaban que, precisamente, eran los peores miembros de la sociedad vasca los que formaban el grupo Eta, ansioso de alcanzar la independencia y la notoriedad del país vasco bajo la ejecución de actos terroristas. Podemos intuir en un ejercicio de imaginación, si hubiesen alcanzado estos activistas del terror el mando, habríamos conocido que clases de personas hubiesen gobernado.

La revolución cubana tuvo al principio algunos ciudadanos con cierta preparación, tan es así que el propio Carlos Alberto Montaner dice que el primer gabinete de Fidel Castro  era de “lujo e impecable” pero a medida en que el viraje hacia el comunismo agarra fuerza y más poder, salen éstos e incluso el guerrillero Che Guevara es nombrado hasta presidente del Banco Nacional de Cuba (Banco Central) sustituyendo al conocido economista Felipe Pazos.

En Argentina ya los economistas pro economía de mercado, los liberales y otros librepensadores están asombrados de la cantidad de gente incapaz y poco preparada que están en los cargos de dirección de la patria.  Y de su lenguaje de confrontación en vez de diálogo y cuasi bélico que emplea cotidianamente el kichnerismo y los de Alberto Fernández. En este contexto, retomando a Hayek en su capítulo X nos expone:

Tenemos que retornar por un momento a la etapa que precede a la supresión de las instituciones democráticas y a la creación de un régimen totalitario. En este punto, la general demanda de acción resuelta y diligente por parte del Estado es el elemento dominante en la situación, y el disgusto por la lenta y embarazosa marcha del procedimiento democrático convierte la acción por la acción en objetivo. Entonces, el hombre o el partido que parece lo bastante fuerte y resuelto para «hacer marchar las cosas» es quien ejerce la mayor atracción. «Fuerte», en este sentido, no significa sólo una mayoría numérica; es la ineficacia de las mayorías parlamentarias lo que tiene disgustada a la gente. Lo que ésta buscará es alguien con tan sólido apoyo que inspire confianza en que podrá lograr todo lo que desee. Entonces surge el nuevo tipo de partido, organizado sobre líneas militares

Es interesante tomar en cuenta que los partidos en Venezuela, todos se definen por la democracia, pero dentro de sus propias organizaciones, las decisiones no se toman democráticamente sino por cenáculos escogidos en convenciones o asambleas las cuales se conocen sus resultados preestablecidos. Y cuando esto no ocurre, como sucedió en COPEI en la ocasión cuando eligieron candidato a la presidencia   a Eduardo Fernández, el “jefe” de siempre Rafael Caldera fracturó a su partido y procedió con una alianza contra-natura a asir el mando, después que en las sombras había alentado el intento de golpe del 4 de febrero de 1992. Ya en su segundo gobierno Rafael Caldera gobierna con gente de mucho menos capacidad y talento que las que lo habían acompañado en su primer gobierno.

Adicionalmente, en Venezuela, todos los cargos públicos salvo honrosísimas excepciones se nombran por  el consentimiento de los jefes. No hay concursos de admisión o de oposición en el 90% de la inmensa burocracia que tienen los ministerios, gobernaciones, alcaldías, empresas del Estado, etc. Inclusive el poder judicial siempre ha estado minado por el nepotismo y la influencia de los partidos políticos de los gobiernos de turno.

Ahora bien, cuando el teniente coronel Hugo Chávez F. logra la presidencia por elecciones en 1998, observa que PDVSA la empresa petrolera del Estado esta dirigida por tecnócratas, y éstos se resisten a su política petrolera y a sus pésimos nombramientos en la cúpula de esta sociedad, procedieron a rebelarse y así declararon un paro petrolero al cual se le suman los sindicatos de la CTV. Al final el presidente de la República gana (? ) la partida pero expulsa a más de doce mil profesionales y técnicos capaces que serían reemplazados por más de cien mil personas las cuales precisamente no son las más idóneas y capacitadas para manejar la extracción, transporte y refinación de los crudos. De este modo en la actualidad Venezuela gime bajo la escasez de gasolina y de ganancias derivadas de la exportación de petróleo. Por ello  la gran tragedia venezolana es espectacular porque los poco capaces o realmente incapaces son quienes  gobiernan a los más capaces.

En el sistema capitalista norteamericano, tan denostado por algunos que ni siquiera saben administrar los gastos de condominio de un edificio de viviendas, las grandes empresas como Exxon-Mobil, Apple, Microsoft, General Motors, son conducidas por gerentes profesionales llamados CEO Chief Executive Office, los cuales devengan enormes sueldos pero, gracias a ellos las empresas ganan, producen y dan empleos a muchos, y si algo malo pasa pierden su cargo. Así Jack Welch, se convirtió en el  llamado el gerente del siglo al aumentar el valor en bolsa (el valor de mercado) de la General Electric a niveles nunca antes vistos, en su larga carrera de cuarenta años.

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