Una democracia de pliqui, en Bolivia
Nunca me cansaré de reivindicar el derecho que tenemos los pueblos a la democracia, la más grande conquista política de la historia humana. La democracia que nos legaron los griegos, en tiempos de Solón, Clístenes y Pericles, al rededor del año 500 Ac.
El diccionario de Oxford, define reivindicar como: “Reclamar o pedir con vehemencia y firmeza una cosa a la que tiene derecho y de la cual ha sido desposeído o está amenazado de serlo”. Y precisamente eso es lo que hago en este artículo, ya me cansé de escuchar a los masistas hablar de su “democracia” de pliqui (de mentira), ellos son los menos indicados para hablar de ella. Lástima mi conciencia democrática, escucharlos hacerse los demócratas, con el más descarado cinismo.
Para el MAS la democracia es solo una careta de lo políticamente correcto, ante la opinión pública mundial, pero tienen el alma autoritaria de su herencia incaica, reforzada por el comunismo de Iósif Stalin, Fidel Castro y Hugo Chávez. Es mucha villanía la de este régimen, escudarse en los cálidos ropajes de nuestra democracia.
Si bien a lo largo de la historia moderna, políticos de izquierda y de derecha, tenían concepciones diferentes de lo que era democracia, esas diferencias quedaron absolutamente zanjadas, con las precisas definiciones hechas en la Carta Democrática Interamericana de la OEA, documento aprobado por unanimidad en su vigésimo octavo período extraordinario de sesiones, el 11 de septiembre de 2001, en lima-Perú, la misma que expresa:
“Artículo 1.- Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla. La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas”.
“Artículo 3.- Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.
Esta es la verdadera democracia, lo demás son cuentos chinos, para embaucar a gente desinformada que, al no conocer esta importante Carta Democrática Interamericana, no la exigen a los gobernantes de turno ni al Estado. Nuestra libertad, nuestro patrimonio, e incluso nuestra propia vida, dependen de la democracia, así de simple y claro.
Como dije, desde la promulgación de esta Carta Democrática; que tiene rango supra constitucional, la democracia quedo claramente definida, atrás quedaron las definiciones acomodaticias sobre la democracia, para que calce incluso con tiranías camufladas, como las del Socialismo Siglo XXI.
Termino nuevamente con las palabras del gran periodista y político colombiano, José María Vargas Vila (1860-1933): “escribo para los hombres que preveo, para los hombres de mañana, para los hombres libres que han de nacer en esa tierra de servidumbre, estratificada en el más vil de los despotismos; mis ojos no lo verán, pero, generaciones de hombres en pie, sucederán a las generaciones de cretinos genuflexos, que no han sabido sino arrastrarse de rodillas, por el surco que dejó en el fango el desfile vergonzoso de sus antecesores”.