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Confiad en el tiempo…

«Concuerdo que María Corina no debe rechazar la propuesta de Delsa, de Prosperi o Superlano, y pactar un protocolo de contingencia política. La transición comienza desde adentro con elevados gestos de llaneza, generosidad y astucia a la vez…»

Muy pronto la oposición política venezolana deberá suscribir un protocolo de contingencia política. Hablo de toda la oposición. La partidista, plataforma unitaria que comprende la sociedad civil, gremios, cámaras, iglesia, FFAA institucionales y todo venezolano dentro y fuera, cansado de vivir en el caos y amargas situaciones. Hablo también de Vente y María Corina…

Si la tesis “presión y quiebre” no fue el caminola salida o el cese de la usurpación-coincidiendo con nuestro amigo Ricardo Sucre- es tiempo de hacer política de verdad, donde votar es la gran ruta, la alternativa a defender. No es el bien contra el mal. Es polarización vs. reconciliación. Es la paz contra la violencia, el imperio de la ley vs. la anomia. No es votar aisladamente. Es consagrar una nueva concertación que nos conduzca a cobrar una elección sin el más mínimo titubeo.  

La cruz de la fragmentación…

A Hugo Chávez no le bastó traer su “revolución” acompañada de militarismo, resentimiento y lucha de clases. Chávez se alzó con una militancia pícara y agazapada, que rápidamente instaló la artimaña en la política. La constituyente [1998] y el uso de la inefable lotería convertida en “política” llamada Kino, fue un típico ejemplo taimado que sorprendió a una oposición inevitablemente fragmentada. 

De los 1.171 candidatos que se presentaron a la elección a la Asamblea, 900 eran diferentes grupos opositores de Chávez. Así, aunque los representantes del oficialismo ganaron el 65,8% de los votos, gracias al sistema de “representación de mayorías” [listas] ocuparon el 95% de los escaños, dejando a la oposición con sólo 6 curules. EL Presidente de la Asamblea fue Luis Miquelena, el VP Isaías Medina y su segundo VP Aristóbulo Istúriz. A todos se los tragó su revolución, su propia constitución…pero la oposición también ha sido silenciada en el esquema manipulador. 

El ardid en la política ha sido una constante de la denominada coalición bolivariana…La lista Tascón, cuadernos electorales, los capta huellas; alteración del REP, cedulación, voto asistido, plan república o plan para voltear la tortilla al caer el sol, ha sido el ovillo…El fraude digital es otra historia. Por lo tanto, la oposición tuvo que edificar su propio leviatán, su propio gerrymandarin. Nace la coordinadora democrática. Una complejísima estructura [precisamente por su espíritu demócrata] de difícil coexistencia… 

De allí toda una cacerola de cabras que saltan pal’ monte a la hora de definiciones. Presión y quiebre en sus diferentes gustos y colores: 2002 [11A], 2005 [RR], 2007 [Reforma Constitucional], 2014 [La calle], 2015 [AN], 2017 [la salida], 2019 [Cese de la usurpación/G.I.]. Ahora María Corina [Hasta el final] es el nuevo clivaje de lucha, en una situación muy particular: emerge como un desprendimiento opositor de la oposición y de Maduro a la vez. Una consecuencia no deseable de una convivencia opositora extenuada.    

Vente nació como respuesta a una oferta social demócrata de la que no se apartan de tirios ni troyanos. Una visión liberal que apuesta a la muerte del socialismo.  Una oferta voluntarista, de contenido normativo e ideal capitalista, en Baño de María… Porque sepultar el reparto populista en un país de mesías a caballo- embriagado de petrodólares-era a lo menos un diapasón sin cuerdas…Pronto se produjeron fuertes brechas entre los partidos tradicionales [Estatus quo] y su movimiento. De Súmate a Vente ha habido un largo camino. Su retina crítica hacia un sistema de votación tramposo, la hizo irse a la calle, a la salida. No funcionó.   

Esta es la historia de una orfandad política-traumática-que hoy despierta preferencia…Lo que toca aprender es que contra un régimen autoritario y desalmado, el asfalto, la calle, la movilización, la primavera, demanda unidad, organización, disciplina, creatividad y visibilización internacional. Tenemos algunos de esos ingredientes. Otros no…Desde la constituyente de 1998 hasta hoy, la unidad creativa y sólida ha sido oscura.  

En ese plano novedoso y de movimiento de masas, los Serbios [OTPOR], Rumania, las revoluciones de colores naranja [Ucrania] Verde [Georgia] o terciopelo [Armenia]; las primaveras de flores, rosas, tulipanes, Nilo, Cedro o jazmines, desde Letonia, hasta Túnez, Libia, África o el Oriente Medio, socavaron el poder de Milosevic, Tito, Nicolae Ceaușescu o Mubarak. Pero en otra dirección, fallaron las revoluciones de los jeans (Bielorrusia), Azafrán (Birmania) o las protestas Verdes (en Irán), porque la cruz de la fragmentación los disipó. En Venezuela también fallamos.  Los consensos han sido palabra empeñada, no honrada.  

Las presiones contra Gorbachov con el nuevo Tratado de la Unión y la arenga de Reagan “Tear down this wall (Echemos abajo ese muro], derrumbaron la Unión Soviética. Nosotros mismo dimos cuenta de dictaduras, de Chávez y de Maduro.  Pero cuando los derrotamos nuestro miedo más profundo [Dixit Marianne Williamson] a brillar, a no ser inadecuados, a ser poderosos, a vivir en libertad, nos lanzó a la nada. Ahora podemos lanzar una nueva primavera de las orquídeas. EL colorido: la sencillez y la humildad

María Corina nos quiere gobernar…

Hoy volvemos a tener otra oportunidad. María Corina, después de años de lucha-pero también de separación y ruptura-se eleva como la líder con apoyo para cautivar y removilizar. Sería ingenuo creer que ella y Vente se van a encoger para que nosotros nos sintamos seguros. Pero ellos si deben estar persuadidos [María Corina y Vente], que no pueden lograr a solas el inmenso desafío de tirar abajo el muro de la tiranía.  

Son tiempos de retomar la política, con p de posibilidad. Celebrar acuerdos, revisar estrategias con un propósito común, más allá de enaltecer una individualidad. Subirle el costo político al régimen, como lo fue hacerle pensar que será borrado de la faz de la tierra, es un desafío que no temporiza. Esa es la génesis de la inhabilitación de María Corina y lamentablemente, luce una mácula difícil de superar, si no le damos contenido y ruta a esa bandera llamada ¡Hasta el Final!

María Corina nos quiere y nos merece gobernar, pero sospecho que debe aceptar y agotar algunas tareas. Es urgente propiciar un plan, un protocolo alternativo. Aun ganando las primarias y reconociendo el peso de su votación, si no puede inscribirse en el CNE de Maduro, debemos contar con una estrategia de habilitación y redención política. Un pacto cerrado y reservado de suceder. Y quien resulte favorecido de ese ‘orden’, se comprometerá a ser un Presidente de transición.  

Ya lo dijo el Quijote: “Tal vez en la llaneza y en la humildad suelen esconderse los regocijos más aventajados […] Confiar en el tiempo, que suele dar dulces salidas a amargas dificultades…» si y solo si, al decir de san Agustín, sabes interpretar tu propio tiempo. Por haberlo hecho-interpretar sus momentos-fueron presidentes Walesa en Polonia, Sanguinetti en Uruguay, Cardozo en Brasil, Felipe González en España o Lagos en Chile o Rómulo Betancourt en Venezuela, demostrando capacidad de negociación y transformación, visión y acción política. Y ninguno de ellos, terminó metiendo la lengua en tapara…

Redención Política. ¡Venezuela hasta el final!

Es muy importante comprender que Venezuela debe entrar a un proceso de liberación política. Y ese proceso es reconciliación, paz y reencuentro. Un ejercicio de redención política que comienza por casa. Eso fue Mandela en Suráfrica quien, inspirando a su pueblo, dijo: “¿Quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso?” Una cascada de sencillez y humildad que lo condujo al regocijo más aventajando: disfrutar de los dones más sagrados que han dado los dioses a los hombres entre la tierra y el mar, como los son la honra y la libertad, por los que vale la pena dar la vida y por los que [Mandela] supo esperar.   

Hasta el final al decir de Aristóteles supone un sacrificio fatal por el honor o por la familia. No espero eso para María Corina, porque su nobleza, su valentía e hidalguía, la queremos viva. Es desde el plano del amor de una madre y un estadista, como se redime un pueblo. Chávez nos dividió. Ella puede unirnos. La consigna es ¡Venezuela hasta el final!, y la llave al decir de Sucre, “ganar la elección, ganarla de verdad, no en ollas periodísticas…porque no es “carajeando” desde tuiter como se abordará el reto estratégico para la oposición.

La elección del 22 de Octubre-ciertamente-no es una coronación. Mucho menos un cheque en blanco. Es elegir un nuevo pacto de libertad, de vida, de regreso a casa…La ruptura absoluta con el pasado no existe. Un nuevo presidente [ta] de oposición deberá franquearse con 20 Gobernadores Chavistas, 90% alcaldes rojos; Contralor, Fiscal y AN Chavistas-Maduristas, y decantarlo comporta un complejo proceso de transición que es despolarizar. Hay dos formas de hacerlo: Rescatando las instituciones y no ser indiferente. La gente reconoce carácter pero también gestos de arrojo y nobleza.  Esto ultimo es ser comedido, deferente. 

Estoy de acuerdo: “El laberinto [de la oposición] no es repetir una y otra vez las mismas acciones políticas como si fuera la primera vez.  Es Chile 1988, es ganar la elección de verdad con las reglas del sistema autoritario, en sus condiciones […] es tener los pelos del burro en la mano” [Ricardo Sucre, La oposición en su Laberinto, El Cooperante].  Son momentos de inteligencia, generosidad y pulso…Concuerdo que María Corina no debe rechazar la propuesta de Delsa, de Prosperi o Superlano, y pactar un protocolo de contingencia política. La transición comienza desde adentro con elevados gestos de llaneza, generosidad y astucia a la vez…No dejemos que un nuevo ardid nos despoje la ilusión de un amanecer democrático. 

Y confiar en el tiempo-nos dice el manco de Lepanto- que suele dar dulces desenlaces a amargas dificultades, esto es, el regocijo del poder al servicio del reencuentro, la reconciliación y la gloria de una Venezuela libre.  

@ovierablanco 

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