Hoy y mañana
El entusiasmo de los venezolanos es mucho, por lo que se ha visto en la campaña y como probablemente reflejarán los índices de participación. Con todo, no sobra la invitación a votar, a hacerlo con la convicción de que cada uno y todos los votos cuentan como expresión de una sociedad plural en la que todos los ciudadanos tienen la responsabilidad y el derecho de participar en la elección del Presidente.
Más de un analista, de los muchos que desde el exterior han seguido la campaña de las presidenciales venezolanas con gran interés, ha dicho que los ojos de la región están puestos sobre Venezuela; algún otro ha llegado a comentar que se trata de «la madre de todas las elecciones». Sin entrar en argumentos inadecuados para este domingo, me permito interpretar tales expectativas desde lo que las ha ido alimentando en nuestro proceso electoral.
Si nos miramos en el cuadro regional, es sin duda importante que en Venezuela se haya desarrollado una campaña en la que han competido y hoy se miden en las urnas dos trayectorias y opciones de liderazgo muy diferentes. Eso por sí solo, ya desde la campaña misma, ha revalorizado la significación de la competencia electoral y de los efectos renovadores que alienta la posibilidad de la alternancia.
De esta experiencia va resultando un espejo interesante para otros países, una demostración de la persistencia y necesidad de la diversidad que enriquece la vida social que es todo menos homogénea social, económica, cultural o geográficamente.
Un poco más de cerca, la disposición a participar en actos de campaña que movilizaron a tanta gente no se tradujo, ni siquiera en pocas situaciones muy lamentables, en escaladas de violencia.
Digamos, a tono con este día, que al lado de la competencia entre candidatos y propuestas se han visto fortalecidos la invitación y el ánimo para el encuentro electoral, desde la exigencia y la responsabilidad ante los retos pendientes para país.
También se percibe entre nosotros una creciente conciencia de que la elección o reelección presidencial es paso necesario pero no suficiente para atender nuestros rezagos. Por razones muy distintas en cada caso, no se trata sólo de la persona que va a ocupar el más alto cargo, de indudable peso en un sistema presidencialista. En este trecho se ha ido revalorizando socialmente la trascendencia de los procesos electorales regionales y locales pendientes a la vez que la significación de las instituciones y compromisos necesarios para gobernar nacional, estadal y municipalmente.
No ha sido esta, por todo lo dicho hasta aquí, una campaña electoral más, no lo serán la elección o reelección ni tampoco los desafíos del día siguiente. Hay, en suma, motivos para que desde el mundo y entre nosotros sea observada con mucho interés la elección presidencial venezolana, más allá de las preferencias y razones de cada cual.
Este domingo nos toca honrar el derecho al voto, a conciencia de que nuestra participación tiene, como corresponde en democracia, un sentido de responsabilidad personal y colectiva, antes y después de la escogencia. Hoy y mañana.
Y sí, en lugar de escribir para el día de hoy me hubiera gustado hacerlo para mañana. El día de mañana que será forjado con nuestra participación de hoy. No lo olvidemos.