No se puede hablar de democracia
No se puede hablar de democracia cuando se impone la hegemonía comunicacional.
No se puede hablar de democracia cuando se restringe, por medio de artilugios pseudo jurídicos, la posibilidad de que las ONG cumplan su labor humanitaria y social.
No se puede hablar de democracia cuando todos los poderes del Estado están sometidos al Poder Ejecutivo.
No se puede hablar de democracia cuando se restringe el margen de acción con leyes tan arbitrarias como la Ley contra el Odio.
No se puede hablar de democracia cuando se mantiene un abultado número de presos políticos.
No se puede hablar de democracia cuando persiste la impunidad ante la corrupción administrativa.
En fin, no puede haber democracia cuando la arbitrariedad, la irresponsabilidad, y la incapacidad son los factores predominantes de los que gobiernan. Esto se aplica urbe et orbi.