Brasil dilapidó la defensa surcoreana para instalarse en los cuartos de final de Qatar 2022
La garra de la pentacampeona del mundo, Brasil, se hizo sentir en Qatar 2022. Y es que en octavos de final la verdeamarela goleó a su similar de Corea del Sur para ganar el derecho de avanzar a los cuartos de final donde se citará con Croacia, actual subcampeona mundial.
Los dirigidos por Tite, rápidamente pasaron la página de lo que fue la derrota contra Camerún para exhibir un excelente nivel de fútbol que les llevó a vulnerar la red en reiteradas ocasiones para finalmente imponerse por 4-1.
Con el objetivo de conquistar la sexta estrella, Brasil dilapidó la defensa surcoreana, luego de los goles de Vinicius, Neymar, Richarlison y Luca Paquetá.
El conjunto sudamericano internalizó que el traspié ante el equipo africano había sido tan solo un llamado de atención para quitarse así la presión del favoritismo y seguir enrrumbado a la conquista de la Copa del Mundo.
Ya se pueden destruir todos los argumentos que apuntan a Tite como un técnico defensivo. Confió en Neymar titular y lo arropó con la clase de los Paquetá, Vinícius, Richarlison, Raphinha y un Casemiro imperial, y Brasil danzó al ritmo de los jugadores más alegres del torneo.
La fiesta, mientras sonaban los tambores coreanos en la grada, la comenzó Raphinha, con dos regates en una baldosa; el primero para abrirse hueco y dar continuidad a la jugada, el segundo para desembarazarse del defensa y entrar en el área con espacio por delante. Su centro raso no lo enganchó Neymar en el punto de penalti, lo frenó Vinícius completamente solo. Pisó la pelota y pareció empantanarse. Todo lo contrario. Con calma, mientras los defensas trataban de parar el tiempo encimándole, acomodó la pelota con el interior en un ángulo. Un golazo impensable para él hace no tanto.
Brasil había desatascado cualquier duda de partido cerrado y los goles empezaron a llegar sin grifo. Ayudados por una defensa endeble de los coreanos, que se deshincharon como si su trabajo, estando en octavos, ya estuviera hecho.
Para el 2-0, Jung se llevó por delante a Richarlison, le atropelló dentro del área y posibilitó que Raphinha le cediera el penalti a Neymar con un abrazo. El ’10’, tras una carrera interminable y un juego mental con el portero, definió con la sangre fría de quien se sabe el mejor y se quedó a un tanto de igualar a Pelé.
En ese punto ya había aroma de goleada. No en vano, hace cinco meses, Brasil ya le metió cinco a este mismo equipo.
Era cuestión de puntería, aunque Brasil confiaba más en la magia. Para prueba, el tercero, nacido de cuatro toques, sí, cuatro, de cabeza de Richarlison a 25 metros del área. Bajó la pelota tras la cabriola y abrió una combinación al primer toque con Marquinhos y Casemiro. Este último, con un pase de mediapunta, de esa figura en peligro de extinción, le dejó en boca de gol.
Corea, ya noqueada, aún tuvo que sufrir antes del descanso la volea con rabia de Paquetá. Se la sirvió Vinícius, que buscaba con su pase a Neymar, pero se encontró con la irrupción de la diestra de Paquetá.
Si el partido no tomó tintes de goleada histórica fue porque Seung-gyu Kim, el portero coreano, comenzó a sacarlo todo, especialmente tres paradones a Raphinha y Richarlison en el mano a mano.
Con una clara mejoría en la segunda parte, unida a las rotaciones y la poca necesidad de apretar de los brasileños, llegó el gol del honor de los coreanos. Un disparo desde fuera del área de Paik Seung-Ho que tocó en un defensa y se coló junto al palo.
Gol que los surcoreanos celebraron como el de una final, pero que no cambió nada. Tite estaba tan tranquilo que hasta metió al tercer portero para que disfrutase del Mundial.
Brasil avanza a cuartos y emplaza un enfrentamiento con Croacia por las semifinales. Será el tercer choque en los Mundiales entre estas dos selecciones, todos en fase de grupos, todos con victoria de Brasil.