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La vida en abundancia

Un principio es un conjunto de normas o leyes que al ser cumplidas mantienen la integridad e indemnidad de un sistema para que funcione adecuadamente. Los principios de Dios son universales, son los principios que conocemos como principios del Universo. El desconocimiento de ellos o la indiferencia a cumplir sus normas, no aceptan excepciones en las consecuencias a su violación.

Hay un principio de la Física, es universal, como todo principio, su acción se puede notar en cualquier lugar del planeta, puede servirnos de ejemplo para ilustrar este concepto. Recuerdo que dice algo así como: “Dos cuerpos se atraen con una fuerza directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa. Dicha fuerza se conoce como la fuerza de gravedad: El principio de la gravedad. 

El conocimiento o desconocimiento de este principio no invalida su funcionamiento, su acción. De igual manera, si conocemos o desconocemos, si seguimos o ignoramos los principios divinos, de ninguna manera podremos estar exentos de la acción de su influencia en nuestra vida.

Hoy quisiera compartir con ustedes sobre el principio de la vida en abundancia. En el reino de Dios la escasez no existe. En el evangelio del discípulo amado, Juan, en el capitulo 10, verso 10 encontramos estas palabras: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. La palabra en Hebreo para la traducción de abundancia, significa “plenitud que desborda”.

Cuando hablamos de vida en plenitud que desborda, no estamos pensando en la plenitud o abundancia que viene a nuestra mente en primer lugar, es decir, la plenitud o abundancia de bienes materiales. No, cuando se trata de la plenitud de Cristo, de la abundancia de Dios, se refiere a la plenitud de la vida, con todo lo que la vida significa. Se refiere a la plenitud en la salud, en la sabiduría, en el conocimiento, en el gozo, en la paz y en todo lo que materialmente necesitamos. 

No se trata de riquezas o lujos. No se trata de extravagancias, se trata de tener las manos, el corazón y la mente llenos para el desenvolvimiento de la vida, para cumplir el propósito para el cual fuimos creados. En Efesios 4:3 el apóstol Pablo saludo a la iglesia en Efeso diciéndoles: “Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.” Y en el verso 7, nos dice de nuevo: “En él, Cristo; tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados, conforme a las riquezas de la gracia que Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento”.

Ahora bien, lo primero que es necesario comprender es que si Dios creó el principio de la vida en abundancia, la vida debe ser respetada y honrada por todos. Cuando se desecha la vida bajo el amparo de cualquier ley aprobada por los hombres, o de filosofías de la liberación femenina; o, peor aún, cuando se desdeña la vida juzgando quienes deben vivir o quienes deben morir, se está violando el principio de Dios y la violación de las leyes de todo principio traen sus consecuencias negativas.

Como si alguien decidiera que quiere volar, entonces subiera a la azotea de un edificio de 20 pisos y se lanzara desde allí. Inexorablemente, terminará gravemente herido o sin vida al llegar abajo. Muchas veces hacemos a Dios responsable de las catástrofes de la humanidad, sin darnos cuenta que el ser humano ha pretendido vivir en plenitud, habiendo violado todos los principios universales de Dios. 

Desde el Génesis podemos ver en las Sagradas escrituras la abundancia que Dios siempre ofreció y ha ofrecido a sus hijos. Cuando tuvieron escasez, enfermedad, dolor y muerte fue la consecuencia de la violación a sus principios. Recordemos a Jesús, pensando en la multitud que lo seguía, no quería devolverlos sin que hubieran comido. Entonces, llamó a sus discípulos y les dijo que le dieran de comer… Ellos estaban confundidos… ¿Cómo pretendía Jesús que ellos pudieran alimentar a semejante multitud? Pero Dios nunca te pide algo sin dártelo de vuelta multiplicado muchas veces. Leamos en Mateo capítulo 14:

13 Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario. Las multitudes se enteraron y lo siguieron a pie desde los poblados. 

14 Cuando Jesús desembarcó y vio a tanta gente, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.

15 Al atardecer se le acercaron sus discípulos y le dijeron:

—Este es un lugar apartado y ya se hace tarde. Despide a la gente, para que vayan a los pueblos y se compren algo de comer.

16 —No tienen que irse —contestó Jesús—. Denles ustedes mismos de comer.

17 Ellos objetaron:

—No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados.

18 —Tráiganmelos acá —les dijo Jesús.

19 Y mandó a la gente que se sentara sobre la hierba. Tomó los cinco panes y los dos pescados y, mirando al cielo, los bendijo. Luego partió los panes y se los dio a los discípulos, quienes los repartieron a la gente. 

20 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y los discípulos recogieron doce canastas llenas de pedazos que sobraron. 

21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar a las mujeres y a los niños”.

¡Jesús siempre me impresiona! Estaba confirmándoles con hechos lo que ya les había dicho más temprano: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes”. Lucas 6:38.

Dios quiere bendecirnos la vida con abundancia de toda clase de bien. Dios quiere que seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud y que prospere tu alma. Dios quiere que tengas alegría, que vivas con gozo. Que recuerdes como dice en Isaías 61 que El es quien cambia el luto y el lamento por óleo de su gozo y el espíritu angustiado por manto de alegría. El es quien nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento. El es quien perdona todos tus pecados, el que sana todas tus dolencias, el que extiende Su mano y te saca del hueco, el que te corona con sus favores y misericordias. Aun el que sacia de bien tu boca y hace que te rejuvenezcas como el águila.

Es mi oración que camines bajo el principio de la vida, honrando y respetándola siempre. Y Que Dios bendiga tu vida con abundancia de todo bien.

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