Para reinventar Venezuela se requiere un cambio de mentalidad
Más allá del personalismo, más allá del individualismo, más allá del conformismo, que son ciertamente características que debemos superar, lo más difícil será cambiar la mentalidad rentista que nos ha impregnado hasta la médula, y que podríamos tipificar con el refrán popular que reza Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.
Estos largos años de esperar que el Estado resuelva todo, ya sea dándonos un cargo, un crédito, un subsidio, no preocupándose en exceso en cobrarnos el impuesto, brindándonos una conveniente protección arancelaria y tantas otras medidas que nos han convertido en poco competitivos a nivel mundial, se acabaron.
El estado venezolano quebró, está endeudado hasta la médula y ha destruido la mayor parte del aparato productivo nacional. Ahora nos toca ver qué podemos producir unidos, en qué podemos no sólo ser competitivos, sino eficaces. Tenemos de todo para serlo, recursos naturales, hídricos, humanos, buena infraestructura, gente ingeniosa y trabajadora, solo necesitamos pasar el switch y hacer como nuestros países vecinos, colaborar entre nosotros, ser cooperativos y solidarios y entender que solo así podremos superar ese grandísimo defecto que es esperar que el maná nos caiga del cielo o, para ser más prosaicos, esa maña de cobijarnos bajo el caudillo de turno.
Más claro no canta un gallo, además, la perdida de capital humano formado en los mejores centros de estudios de los países desarrollados, más el despido y fuga de especialistas que trabajaban en distintos sectores unido a la destrucción de la infraestructura de servicios pintan tiempos muy difíciles por venir.
Hay que cambiar el sistema, es la solución, del socialismo( estatismo, INTERVENCIONISMO Regulador y contralor, sin estado de derecho ni instituciones autónomas) a la economía de libre mercado, estado reducido que incentive y no controle ni coaccione, verdadero estado de derecho donde todos seamos iguales ante la ley, sin privilegios e instituciones autónomas que no dependan del poder ejecutivo. Hablemos claro y dejemos de estar maquillando las vainas