Con soluciones cosméticas no se recupera el país
No está mal que el régimen recupere el Teresa Carreño, que sanee al Metro, que repare las calzadas y pinte los bordes, que permita que atraquen en Margarita cruceros turísticos y un montón de obras menores, carentes de planificación, que recuerdan el plan de emergencia puesto en marcha por Larrazábal. Pero eso, aparte de ser un aspecto cosmético y superficial, en nada mejora la productividad nacional. Para recuperar económicamente al país se requiere producir, no solo importar y comercializar.
Se requiere que la actividad petrolera y gasífera se expanda y eso necesita inversiones que actualmente el Estado no está en condiciones de suministrar. Las industrias básicas de Guayana deben volver a producir. la petroquímica debe recuperar la importancia que tuvo en el pasado en la economía nacional y, por último, la generación y transmisión eléctrica deben volver a ser el orgullo y factor dinámico de una Venezuela próspera.
Ahora bien, reactivar esas actividades esenciales no será posible mientras no haya seguridad jurídica y un verdadero estado de derecho en el que los jueces sean independientes y se cumpla la ley. Nadie va a venir a invertir sin garantías y confiabilidad en el ordenamiento jurídico y eso implica, necesariamente, una mayor descentralización y una separación y autonomía de los diversos poderes del Estado. Y por sobre todo, hay que ponerle coto a la corrupción administrativa y a la impunidad.
¿Será posible que eso ocurra en un sistema político que se ha acostumbrado a estar por encima de la ley y no tener que responder ante nadie sobre la manera como actúa?