“Aniquilación” de Michel Houellebecq o los ángulos de la muerte
Houellebecq emprende una reflexiva exploración 360 en la vida de Paul Raison, asesor de Bruno Juge, el ministro de economía más exitoso del gobierno francés, a las puertas de la elección presidencial de 2027 en las cuales la izquierda no puede con el tío Ben
Divo nihilista, pensador lúcido, provocador mediático, el escritor francés Michel Houellebecq (1958) pocas veces deja escapar ilesos a los lectores de sus novelas. Pienso en “Las partículas elementales” y en “Sumisión”.
Aunque un personaje asevera que “en cuanto empiezas a reflexionar todo sigue la misma dirección, no solo en la faceta sentimental, la reflexión y la vida son simplemente incompatibles”, en “Aniquilación” (Anagrama, 2022), Houellebecq emprende una reflexiva exploración 360 en la vida de Paul Raison, asesor de Bruno Juge, el ministro de economía más exitoso del gobierno francés, a las puertas de la elección presidencial de 2027 en las cuales la izquierda no puede con el tío Ben. ¿El objetivo? Esbozar una metafísica del mundo contemporáneo a partir del análisis de la vida (amorosa, política, científica… de mierda, incluso) en pareja.
“Una pareja suele constituirse en torno a un proyecto, a excepción del caso de las parejas fusionales, cuyo único proyecto es contemplarse eternamente, prodigarse hasta el fin de sus días atenciones acariciadoras, personas así existen, Paul había oído hablar de ellas, pero sus padres no formaban parte de este grupo y por eso habían tenido que cumplir un proyecto, tener dos hijos era un plan clásico, e incluso el arquetipo del plan clásico, si Prudence y él hubieran tenido hijos no estarían como estaban, en realidad sí, al contrario incluso, probablemente ya se habrían separado, hoy día los hijos no bastan para salvar a una pareja, sino que más bien suelen contribuir a destruirla”.
La existencia de Paul se bifurca en las vidas de sus allegados, que se ramifican a su vez en temas emblemáticos: el poder dentro y fuera de la política; el resentimiento como motor existencial de una periodista mediocre; las lógica de las creencias New Age (y las religiosas) que sirven de refugio a cada vez más personas; la memoria como lindero del tiempo presente; la pesada carga burocrática que carcome y deshumaniza el sistema de salud francés; la inmigración; las complejidades de la vida en pareja; los ángulos desde donde se aborda la vida, que son espejo de los ángulos desde donde se aborda la muerte y, quizá por primera vez en la narrativa de Houellebecq, una pintura impresionista de las formas del amor: sus gestos, sus silencios, sus apoyos. ¿Qué eso es mucho? Pues el novelista agrega una capa de thriller-suave, con atentados globales anunciados en Internet, los cuales son anticipados en unos misteriosos gráficos reunidos y encajados por el padre de Paul, un expía retirado y apenas sobreviviente de un derrame cerebral.
Pero hay más. Houellebecq a la búsqueda de una obra total elabora una minuciosa bitácora del hambre voraz de las células cancerígenas, de su indiferencia ante la tecnología médica o la visión del mundo que emana del cuerpo invadido. El autor es implacable en este tramo de la novela, que se balancea entre lo psicológico (incluidas todas las etapas evasivas: de la negación al erotismo terminal), lo metafísico, lo social y lo biológico. El novelista agradece a los médicos que lo asesoraron para entregar este mapa tan detallado de la enfermedad, pero lo genial no es el hiperrealismo médico o las puertas existencialistas que abre Paul, mirando de frente a la muerte, sino la infiltración troyana de la esperanza no sólo en los personajes, sino en el lector.
Diccionario “aniquilador”
Nihilismo
“Al conceder más valía a la vida de un niño (siendo así que no sabemos en qué va a convertirse, si será inteligente o estúpido, un genio, un criminal o un santo) negamos todo valor a nuestras acciones reales. Nuestros actos heroicos o generosos, todos nuestros logros, lo que hemos llevado a cabo, nuestras obras, nada de esto posee ya ningún valor a juicio del mundo y, muy rápidamente, no lo posee tampoco para nosotros. De este modo privamos de toda motivación y todo sentido a nuestra vida: es, muy concretamente, lo que llamamos el nihilismo”.
Abandonar
“No es el hecho de haber sido feliz en un lugar lo que hace dolorosa la perspectiva de abandonarlo, es simplemente el hecho de abandonarlo, de dejar atrás una parte de tu vida, por muy tediosa o incluso desagradable que haya podido ser, de ver que se hunde en la nada; en otras palabras, es el hecho de envejecer”.
Las mujeres
“Al contrario que los hombres, las mujeres viven en general toda su vida con la ilusión de ser intuitivas y dotadas para la mentira. A veces es cierto, pero menos a menudo de lo que ellas piensan”.
Venezuela
Francia estaba en decadencia, sí, pero todavía ofrecía mejores oportunidades técnicas que Venezuela o Níger”.
Científicos
“Es un error creer que los científicos son por naturaleza personas racionales, no lo son más que cualquier persona; los científicos son ante todo gente fascinada por las regularidades del mundo, y por sus irregularidades o sus rarezas”.
Mentiras
“Una mentira ideal consiste en la yuxtaposición de diferentes elementos de verdad entre los cuales se efectúan algunas elipsis; de hecho está compuesta esencialmente de omisiones, a veces con algunas exageraciones bien dosificadas”.
“Aniquilación” es impredecible, incómoda, sorprendente, trivial, localista, erótica, nihilista, tensa, pero sobre todo, es un artefacto valioso para aprehender una de las trayectorias que circulan en una realidad alterna a los #MeGusta que rigen al mundo aunque, en palabras de Houellebecq, “en el fondo, siempre es mejor que las cosas se parezcan a su cliché”.
Michel Houellebecq , Aniquilación
Editorial Anagrama, Panorama de narrativas, 602 páginas.
Título original: Anéantir. Editorial: Flammarion.
Traducción: Jaime Zulaika.
Barcelona, 2022.
Más información aquí: https://www.anagrama-ed.es/libro/panorama-de-narrativas/aniquilacion/9788433981219/PN_1081
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