A cinco años de la muerte de Juan Pablo Pernalete, familiares y activistas aún exigen justicia
El Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana junto a FCE-Unimet, la Alianza Nacional Todos por la Educación y la ONG Gritemos con Brío, conmemoró, este 26 de abril, el quinto aniversario de la ejecución extrajudicial de Juan Pablo Pernalete Llovera.
Representantes de las organizaciones, la comunidad unimetana, José Gregorio y Elvira Pernalete, padres de Juan Pablo, y demás familiares y amigos, se concentraron en los alrededores de la Plaza del Rectorado para honrar a las víctimas de las protestas en Venezuela.
“Un día como hoy hace cinco años, Juan Pablo Pernalete Llovera, estudiante de esta casa de estudios y atleta de alto rendimiento, salió a manifestar pacíficamente en pro de una Venezuela mejor. Alrededor de las 2:30 pm, en la avenida Ávila de Altamira, cerca de la Torre Británica, un guardia nacional aún no identificado le disparó una bomba lacrimógena directamente al pecho cegando su vida”, fueron las palabras con las que Victoria Capriles, directora adjunta del CDH Unimet, dio inicio al encuentro.
Capriles aseguró que “la verdad, justicia, reparación, y garantías de no repetición son los pilares básicos de cualquier proceso de justicia transicional y de democratización”; sin embargo, agregó que la memoria es fundamental para que esto ocurra porque “aquellos que olvidan el pasado están condenados a repetirlo”.
La abogada y activista explicó que, además de Juan Pablo, la cita también honraría las vidas de Yorman Bervecia, Luis Guillermo Espinoza, Nelson Arévalo, Rubén Darío Gonzalez, Fabián Urbina, Daniel Queliz, Leonardo González, Miguel Castillo, Yoinier Peña, Manuel Sosa, Augusto Puga, Roberto Durán, Luis Alviárez y “a los cientos de asesinados en el contexto de manifestaciones en Venezuela”.
Asimismo, se develó el Tapiz Rubedo, una obra de la artista y profesora unimetana Elisabetta Balasso. En la tela roja se visualiza bordados a mano y con hilo rojo los nombres de cada una de las más de 200 personas que perdieron la vida en manifestaciones desde el 2002 hasta 2018. “El rojo sobre rojo hace que los nombres se invisibilicen, que es lo que puede pasar con estos nombres si no se crea memoria”.
Familia Pernalete
La familia Pernalete aún espera que el guardia que accionó la carabina Narinco Narg 38 que disparó la bomba lacrimógena NF01 38MM que provocó el “shock cardiogénico por traumatismo cerrado de tórax” al universitario sea identificado y procesado. En 2021, los padres denunciaron, por medio de un comunicado en Provea, que habían tenido alrededor de 15 fiscales encargados del caso.
«El Fiscal 62°, actuando con la anuencia, según su propio dicho, de quien dirige la Dirección General de Protección de Derechos Humanos y de Tareck William Saab, imputó a nueve Guardias Nacionales por el delito de homicidio preterintencional en grado de responsabilidad correspectiva. Para él, es un gran logro obtenido por su dedicación al caso, para nosotros, lejos de ser un avance, constituye o bien una burla con la que pretenden engañar al mundo o el resultado de una negligente investigación«, enfatizaron.
Con resiliencia y fortaleza, José Gregorio Pernalete agradeció a la Universidad Metropolitana el haber abierto sus puertas para la realización de la actividad. “No nos deja de ser difícil hablar de nuestro hijo en tercera persona, y siempre las emociones nos ganan por lo duro que es perder a un joven, a un muchacho con tantos sueños e ideales”.
Agregó que Juan Pablo siempre fue una referencia de respeto entre sus amigos, familiares y conocidos. Aseguró que “se preparaba física, mental y espiritualmente para asumir cada reto con gallardía e hidalguía. Era también inspiración de lucha para sus compañeros de equipo. Como estudiante fue un gran amigo, compañero y aplicado en sus responsabilidades académicas”.
«Como hijo era mi ejemplo a seguir, era mi héroe. Y lloro no solamente por la lamentable y dolorosa pérdida que nos infringieron, sino por todo el tiempo que nos privaron de seguir disfrutando de la presencia a su lado. No me queda más que decirles que Juan Pablo vino a este mundo a dejar una huella; una huella de un soñador, una huella de una persona que se negó a rendirse, a doblegarse. Como decía él: ‘unas veces se ganan y otras veces se pierde, pero esta vez no estoy dispuesto a perder. Te amo, Venezuela’”.
Por su parte, Elvira Pernalete agradeció el acompañamiento y el “honor que le hacen a Juan Pablo y a todos los jóvenes asesinados en las manifestaciones de 2017”. Presentó a Luisa Castillo, hermana de Miguel Castillo, asesinado el 10 de mayo de 2017, y a un grupo de madres cuyos hijos han sido víctimas de las ejecuciones extrajudiciales en las barriadas venezolanas.
“En nombre de la alianza de familiares y víctimas de los jóvenes asesinados en las manifestaciones, les damos las gracias por no olvidar, por hacer memoria, por recordar a los jóvenes que un día salieron y no regresaron a casa”, manifestó.
Durante unas breves palabras alegó que, si el país fuese democrático, de derechos y libertades “no estuviésemos aquí el día de hoy”.
“Mi hijo ya estuviera graduado en esta, su casa de estudio, su universidad. Quizá estuviese jugando básquet profesional porque era un campeón, rescatando animalitos en situación de calle, ayudando a los más necesitados. A sus cortos 20 años ya era un luchador social, un activista de derechos humanos. Sus amigos le decían el alcalde porque nunca estuvo ajeno a las penurias, escasez, hambre, pobreza que se vivía en Venezuela, especialmente en el año 2017, un año muy duro para todos los venezolanos. Él luchaba por su hermana Gabi -hoy también fallecida- que murió de cáncer. Él protestaba contra un sistema de salud que no garantiza asistencia médica para los niños con cáncer. Por todo esto salía Juan Pablo a las Calles”.
La madre manifestó que siempre sintieron miedo de que Juan Pablo saliera a manifestar, pero él siempre les decía “protestar no es un delito, significa que las cosas no están bien”. Y añadió que entre abril y agosto de 2017, los venezolanos tuvieron que ver cómo a diario crecía el número de víctimas por la represión en las protestas.
“Hoy estamos aquí ante ustedes, a cinco años de que nos arrebataron la vida a nosotros también; pero no nos arrebataron los sueños, la dignidad y las ganas de seguir luchando por los ideales y convicciones de Juan Pablo y todos esos jóvenes valientes. Él nos entregó un testigo: su lucha y valentía, y nosotros sus padres trabajamos cada día para estar a la altura de nuestro hijo. Nos aferramos a un mensaje que nos dejó en su habitación: trabaja duro o ve a casa. Si hoy Juan Pablo estuviera vivo les diría que no hay gigantes que seguir, que ustedes son los gigantes. Ustedes son irreverencia, fuerza, coraje y futuro. No permitan que ninguna dictadura les arrebate sus sueños”.
La dirigencia continúa la lucha
Los dirigentes estudiantiles de la Universidad Metropolitana también brindaron unas palabras ante la comunidad.
“Es increíble que hoy sea el quinto aniversario de la partida física de Juan Pablo; pero fue la llegada de lo más grande que nos dejó, que fue su legado. Fue la continuación de esa se de justicia y por la que en ese momento nos encontrábamos dando la cara luchando y promoviendo los valores que, desde casa, desde la universidad y en cada una de nuestras familias nos inculcaron. En ese momento se avivó la llama de no permitir que injusticias siguieron pasando. Sin duda ese día nos unimos y hoy continúa la lucha, la lucha por justicia y seguir extendiendo la voz de Juan Pablo que aún sigue viva”, dijo José Cisneros, consejero académico.
Rodrigo Colmenares, estudiante de la Unimet, recitó un poema inédito también de Elisabetta Balasso.
Representantes de la ONG Gritemos con Brío, Gabriele Colasante, Gabriel Cabrera y María Victoria Restrepo, insistieron en la importancia de estos espacios que promueven la lucha por la democracia y la justicia a las víctimas de la represión. “Esto no se puede quedar solamente en lo que sucedió hace cinco años, en los jóvenes que estuvimos al frente de las protestas, de las movilizaciones pacíficas entre el 31 de marzo y agosto de 2017. Hoy la reflexión sigue siendo la misma: nuestra voz no puede ser la simple voz de defensores de derechos humanos, de activistas, de familiares de las víctimas. Hoy nuestra voz y nuestra consciencia debe ser la de todos los venezolanos. Hoy asumimos un reto y es el que estamos acá porque queremos pedir justicia, y lo que sucedió el 26 de abril de 2017 en la avenida sur de Altamira no puede volver a suceder en Venezuela”.
El encuentro concluyó con un mural humano con las fotografías de las víctimas de las protestas de 2017, mientras se entonó el himno nacional.