¿Petrocaribe o el niño asesinado?
La realidad es que los pequeños países caribeños, casi todos de orígenes europeos poco afectos a lo español, han sido tradicionalmente también poco inclinados hacia Venezuela. Lo que soñó Hugo Chávez con Petrocaribe no fue más que una costosa fantasía.
Hace muchos años los venezolanos éramos educadamente aceptados en esos países insulares y de poco peso más allá de ser buenos destinos turísticos, justamente por eso, por ser viajeros de corto tiempo con dólares para hacer compras y pagar estadías. Fuesen ricos viajeros o personas de bajos recursos, cualquier venezolano podía financiarse una semana o un grato fin de semana en Curazao, Aruba, Bonaire, Trinidad, St.Martin, Jamaica, etc., igual que en Miami.
No nos quedábamos, llegábamos, disfrutábamos y nos regresábamos cargados de compras sin impuestos. Eso ya no es así.
En sus primeros años Hugo Chávez tuvo la suerte de un fuerte aumento de los precios petroleros, y eso lo llevó a delirar como gran donante de dólares y de petróleo a precios especiales, incluso pensó que podría comprar hasta la buena voluntad de Guyana e imaginó un etéreo Esequibo compartido. Pero mientras él soñaba incluso con buena voluntad y se imaginaba una revolución y un chavismo mundiales, Venezuela se iba empobreciendo, y con ella los venezolanos.
Dejamos de ser clientes de hoteles y tiendas con Visa, MasterCard y dólares, para convertirnos en generadores de migrantes que no van a esas islas que nada producen más allá de sol y playas, no a llevar dólares, sino a buscar trabajo. Por eso los diversos isleños olvidan cuando ellos venían a una Venezuela rica y siempre abierta a buscar trabajo y futuro, y rechazan a nuestros migrantes. Los maltratan, los desprecian, los echan, incluso los matan.
Es una lección que debemos recordar. Tener siempre en cuenta a los amigos que nos recibieron cuando lo necesitamos, y a quienes nos rechazaron sin piedad.