Ahora vamos a apoyar militarmente a Rusia
En Venezuela definitivamente estamos viviendo en un mundo surrealista, tal como el que muy bien describió Gabriel García Márquez en su novela Cien años de soledad.
El último episodio de ese mundo irreal ha sido el anuncio de Maduro de que enviaremos tropas a combatir en Ucrania para mostrar nuestra solidaridad con Rusia. Por cierto, Maduro olvida que ese “gran aliado” colocó en el mercado internacional los 5 millones de barriles diarios que, si hubiesen hecho bien su tarea, le correspondían a Pdvsa.
La pregunta de las mil lochas es cómo y con qué va a contribuir el Ejército venezolano en este enfrentamiento (de haberlo), si este es otro de los sectores descuidados por el régimen, no por supuesto en la compra de material bélico, casualmente al aliado ruso, que siempre exigió pago de contado, sino al mal estado de la tropa que tiene ingresos de miseria, sin dotación de uniformes y a cuyos integrantes se les ha visto hurgando en la basura, en videos que circularon por las redes sociales.
El siglo pasado la Fuerza Armada era un cuerpo respetado y temido, fiel garante de la soberanía nacional. Hoy como todo en nuestro surreal país la Fuerza Armada ha sido politizada, desprofesionalizada y han multiplicado a la n el número de Generales que, en su mayoría, obstentan funciones y cargos que nada tienen que ver con la vida militar. Son una verguenza dentro de una institución que solía enorgullecerse del ascenso basado en la meritocracia.
La Fuerza Armada es un cuerpo esencial en Venezuela y lo ha demostrado a través de la historia. Su función principal ha sido la de garantizar la soberanía nacional no la de intervenir en guerras ajenas.