Raíces de la Experimentalidad en el Arte Contemporáneo: V. Tatlin
En el Constructivismo Ruso es necesario distinguir dos tipos de constructivismo: Un constructivismo orgánico y otro utilitario. “(…), el constructivismo orgánico trataba de examinar las bases naturales que subyacen a todas las tecnologías. Sus conclusiones cuestionaban seriamente muchos de los supuestos de la corriente principal de la tecnología del siglo xx. Sus obras, fueron fundadoras del constructivismo, se habían inspirado en la tecnología contemporánea que acabó por rechazar; en realidad por medio de las mismas armas analíticas que está hubiera puesto en sus manos consiguió establecer una alternativa.» [1]
Es necesario señalar esta distinción para tener una noción del carácter revolucionario de este movimiento. Este tipo de constructivismo se puede llamar orgánico y está representado fundamentalmente por Tatlin y Miturich, que no son absorbidos por la adoración a las formas y a la lógica nacida del maquinismo, ni por la racionalidad tecnológica originada por la revolución industrial.
La intuición de Miturich y la accidentalidad de la forma del material encontrado y trabajado, fueron algunos de los aspectos criticados a Tatlin por el Constructivismo Utilitario En las obras de Ioganson, Rodchenko, Medunetski presentadas en la tercera exposición de OBMOKhU, están entre algunos de los primeros ejemplos del trabajo de laboratorio, caracterizado por el énfasis en la precisión, la claridad y la economía de la forma geométrica. Así, aunque la Torre de Tatlin señalaba el camino hacia una nueva síntesis entre las artes y entre el arte y la tecnología, su método de trabajo se basaba en las posibilidades de textura de materiales así como en su presencia formal.”[2]
Esta tendencia intentó crear un tipo de constructivismo basado en la observación de lo orgánico se diferencia tanto del Constructivismo Utilitario como de Naum Gabo y Presnver, y se manifiesta por ejemplo en los biberones en forma de seno, sillas en formas de ligamentos y en la obsesión de Tatlin por la bicicleta voladora o el Letatlin, que es algo más que la búsqueda de una utopía y está asociado al vuelo individual, como signo de la nueva libertad que estaba por nacer. Este sueño de Tatlin lo enfebrecio hasta morir, y poseía un rasgo mítico, en la medida que al adquirir la capacidad del vuelo individual la humanidad retornaba a sus raíces, pues el artista creía que el hombre descendía de criaturas voladoras. Esta utopía e de crear una nueva sociedad se vio frustrada al convertirse en una dictadura de Estado y en una distopia, inspirada en el marxismo-leninismo, responsable del asesinato de millones de seres humana que aùn continúan, como ocurre en régimen que oprime a Venezuela, genocidio silenciando aún hoy en día por la izquierda a nivel mundial.
Acercarse al objetivo que le da Tatlin a este sueño nos enfrenta a la develación de la radicalidad de esta visión del mundo, que se entreteje con su concepto de experimentalidad pues tanto él como Miturich están criticando a través de su método y su obra un tipo de tecnología y a la civilización industrial, pues una nueva era de la humanidad como plantea el comunismo no puede nacer de la tecnología y racionalidad desarrollada por la revolución científica e industrial que dio nacimiento al capitalismo, generando las contradicciones sociales y económicas que provocaron supuestamente a la revolución Bolchevique. Para negar el Capitalismo y el neoliberalismo habría que crear una tecnología y visión del mundo con fundamentos diferentes, basada en la observación de la naturaleza, sus estructuras, sus movimientos, con racionalidad ecològica y cósmica; de ahí la obsesionante observación de las grullas en Tatlin, indagando en las relaciones matemáticas de peso y masa para repetirlas en su Letatlin, o el proyecto del vehículo oruga de Miturich basado en el movimiento ondulatorio de las orugas. “El sueño es tan antiguo como Icaro… Yo también deseo devolverle al hombre la sensación del vuelo. Nos ha sido arrebatada por el vuelo mecánico del aeroplano. No sentimos el movimiento de nuestro cuerpo en el aire… la bicicleta área aliviará del transporte, ruido, y superpoblación a la ciudad y la limpiará el aire de los humos del petróleo… Los Ingenieros han creado formas duras, malas, con ángulos. Se rompen fácilmente. El mundo es redondo y suave… No quiero que se tome este asunto como algo utilitario. Lo he llevado a cabo como un artista. Mirad las alas curvas. Creemos que son estéticamente perfectas… como una gaviota suspendida en el aire… Pero como pretendo que mi aparato pueda sostener a una persona en el aire, he tenido en cuenta el aspecto matemático, la resistencia del material y las superficies de las alas. ”(Vlidimir Tatlin) Su crítica al Constructivismo Utilitario hace referencia a diversos aspectos condenando los métodos y las aplicaciones mecánicas de la técnica al arte, que no niega la racionalidad y civilizaciòn contra-natura.
Esta veta del constructivismo va más allá de la creación de un arte experimental, pues a través de la estética es capaz de percibir las contradicciones de la concepciones revolucionaria rusa, como son la urgencia de crear patrones estéticos y fundamentos tecnológicos diferentes a los generados por la revolución industrial, señalamientos que tienen plena vigencia debido a la magnitud de la crisis ecológica en que la humanidad está inmersa, y para trascenderla está concepción tecnológica desarrollista se plantea con urgencia la necesidad de creación de tecnologías alternativas y una ética que evita la creación de guerras económicas que usan la ciencia como es el caso del virus chino o la constante amenaza de una guerra nuclear.
Estas líneas buscan esclarecer la radicalidad del constructivismo orgánico, que es de un índole diferente al Constructivismo Utilitario, pues éste responde fundamentalmente a las exigencias revolucionarias que ayudaron a estimular el movimiento en dirección a la necesidad urgente de vincularse con la industria, sus materiales y asumir una utilidad social que justificase al artista en este nuevo contexto que es la línea de Rochenko, quien finalmente termina desempeñando labores secundarias a finales de los años veinte, debido, en gran parte a la transformación del realismo socialista como la estética oficial.
La concepción de la experimentalidad que desarrolla el Constructivismo Ruso es resultado de la reflexión y búsqueda de materializar esta visión de hacer el arte, que se manifiesta en los primeros relieves pictóricos y contrarrelieves de Tatlin ejecutados desde 1913, que crean una verdadera revolución en el arte, pues no sólo incorporan una variedad de materiales hasta ese momento no usados, sino que se plantea una nueva manera de hacer arte.
Para comprender esto es necesario acercarnos a la manera de trabajar de Tatlin y a las raíces de sus primeros relieves pictóricos, que corresponden a lo que actualmente se considera ensamblajes. Uno de los primeros relieves pictóricos realizados por Tatlin es la “Botella”: metal, cristal, papel de empapelar, y madera, 1913. Diversos autores han querido establecer una vinculación directa entre ellos y las esculturas de Picasso con un carácter constructivo realizadas de diversos materiales como la Guitarra, 1912, debido a que Tatlin visitó el taller de Picasso ese mismo año, sin embargo no se ha podido demostrar que Tatlin haya observado estas obras de Picasso.
El acercarnos a sus “Botellas” nos acerca a una pieza que aún transpira un clima sagrado vinculado a un arte tradicional de la cultura rusa como es el icono, se debe tener en cuenta que Tatlin empezó su acercamiento al arte a través del estudio del icono entre 1905 y 1910. El entró en contacto con su tradición de diversas maneras. Antes de comenzar a estudiar arte y entre 1900 y 1910 trabajó en la pintura de iconos aprendiendo su lenguaje, su maestro pintó frescos con Riabushkin, y añade su gran interés por los frescos, existen una serie de antiguos frescos rusos pintados por Tatlin.
Es muy probable que la concepción estética de Tatlin, creó las bases del constructivismo se enraíza en el ensamblaje tradicional del icono ruso, además en este sentido se establece una distinción fundamental entre las piezas de Tatlin y las esculturas de Picasso, pues estas últimas se alejan completamente de la figuración destacando la realidad del material y logrando liberar la obra de cualquier soporte en sus Contrarrelieves de esquina y colgantes, burlando la gravedad al transmitir liviandad y espacialidad a la escultura. La realidad se convierte en parte integrante de la obra, manejándose un nuevo concepto de arte que se manifiesta en los nuevos instrumentos que se incorporan al hacer creativo y a la obra, y así la búsqueda de nuevas formas da como resultado del acercamiento del arte a la tecnología, trascendiendo lo imitativo.Se está al encuentro de la experimentalidad como elemento esencial del arte que plantea la necesidad de familiarización del artista con estos nuevos materiales y técnicas industriales, rasgos de las vanguardias actuales. Nace la categoría de trabajo de laboratorio, que es experimentalidad pura, cómo es la búsqueda del manejo de resistencia de los materiales, interrelaciones posibles entre ellos, técnicas para trabajarlos, forma inherentes al material, etc.. Aspectos que también se hacen eco de una nueva palabra en el arte: elementarismo.“Nació probablemente, de la palabra elemento, que usaba Malevich para hablar de sus formas pictóricas, tomando el término empleado en el siglo XIX para las sustancias básicas en química. El elementarismo propugna el concepto de arte y diseño como procesos consistentes en reunir en el espacio formas dispares, inconexas, o fragmentos de materia. También implica el uso de sucintas formas geométricas y de colores primarios como lenguaje universal, y el rechazo de la sofisticación.” [3]
Este nuevo tipo de arte y artista se devela en la descripción que hace Khodasevich de Tatlin trabajando:»Utilizaba una sierra, un hacha, un cincel, alambre, clavos, lienzos extendidos sobre bastidores, papel coloreado, pinturas, pinceles, un spray, una lámpara de kerosenes para ennegrecer diversas superficies sombreadas… Cortaba, cepillaba, rompía piezas de cristal, disminuía su tamaño, y durante largo rato fijaba la mirada en un pedazo de plancha metálica y estaba generalmente claro que se sentía enardecido por la inspiración. Practicaba agujeros en lienzos prestados que yo había preparado para retratos e hincaba en ellos trozos de alambre con el cual fijaba cuñas, madera, y papel arrugado, repitiendo: `maravilloso. Bellísimo. Daremos color a algunas partes y oscurecemos otras con humos.”[4]Es digno de notar que a pesar del acercamiento a la técnica no se pierde la dimensión intuitiva y poética del arte, sino que busca crear nuevos patrones de belleza que estén en armonía con el desarrollo tecnológico, y esto continúa siendo un reto para el arte.
Este hacer se expresa en las obras de Tatlin que no han envejecido con el tiempo, pues los fundamentos estéticos y teóricos que las sustentan aún no han llegado a un callejón sin salida, tal como se muestra en piezas como: Selección de Materiales: Hierro, estuco, vidrio, asfalto, 1914; Contrarrelieve de Esquina: Hierro, zinc y aluminio, 1915, en toda esta serie de obras el material se evidencia en toda su realidad, sus propiedades texturales, de flexibilidad, cromáticas son llevadas a sus límites sin hacer mentir el material sin obligarlo a trasgredirse a sí mismo, buscando la pureza visual.
[1] Lodder, Christine, ob. cit., p. 219.
[2] Ibid, p.71-72.