Los cristales rotos de Iquique
Lo sucedido recientemente en Iquique capital de la Región de Tarapacá al norte de Chile, da grima, al ser abominable como fueron tratados los migrantes venezolanos por una marcha de chilenos de la zona, quienes luego del atropello de la policía local, siguiendo el “ejemplo” procedieron a agredirlos física y verbalmente, a quemar sus pertenencias, juguetes, tiendas de campaña, como si se tratara de una orgía del diablo.
Estamos hablando de más de 3.000 venezolanos desesperados por la hambruna sufrida en su tierra, se ven obligados a huir en estampida y atravesar los Andes en busca de la oportunidad perdida. Estas circunstancias no los convierte en delincuentes, de hecho, en el caso de Chile diversos estudios señalan que los migrantes incluyendo diferentes nacionalidades, relacionados con la delincuencia no llegan al 3%.
¿Qué ha pasado en realidad? Que ha habido una mala gestión de la migración desde 2018 en adelante con la Administración de Sebastián Piñera, quien ha impulsado una política de expulsiones justificadas por un relato que señala a quienes llegaban ilegalmente, como traficantes o violadores, generando una imagen falsa de los migrantes como criminales. Todo acompañado con la difusión mediática de venezolanos esposados como maleantes y vestidos con prenda de reos enfilados en aviones cuyo destino es Caracas.
Esta vil política contra los migrantes venezolanos se ha implementado, aun cuando en la nación austral se ha registrado una población de 450.000 venezolanos, cuya composición mayoritaria es reconocida por su calidad profesional y humana en todos los campos de la ciencia, tecnología, las artes y la educación.
Ha sido tan impactante la agresión de Iquique que determinó la rápida repuesta de voceros de la Comisión de DDHH de la ONU, UNICEF, OIM, HRW, y representantes de instituciones de la sociedad chilena, quienes exigieron al Gobierno solucionar el entuerto y suspender las acciones contra los migrantes, originando una condena hasta del propio presidente Piñera.
Mandatario que debiera seguir el ejemplo demostrado por otros gobiernos de América, en el caso de Colombia, de un trato digno del presidente Iván Duque ante una migración cercana a los 2 millones otorgó un TPS por 10 años, una medida similar promueve el Presidente Guillermo Lasso de Ecuador, así también el presidente Luis La Calle de Uruguay ha ofrecido ventajas a la migración venezolana, observadas en forma similar en Brasil y Argentina, así también el Presidente Joe Biden ha aprobado un TPS prorrogable hasta 2022 a 350.000 venezolanos sin estatus legal en EEUU.
Ahora bien, ante estos repugnantes hechos acaecidos en Chile el súmmum de la hipocresía y el descaro lo expresan los voceros de la tiranía, Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez, quienes amenazan con que “la oposición pagará por empujar a los venezolanos a la migración precaria” 28/09/2021. Cuando en realidad los promotores de la diáspora de mayores dimensiones a nivel global en el siglo XXI, la han originado estos sujetos hoy encausados por delitos de lesa humanidad en la CPI, cuya acción delincuencial provocó la partida de alrededor de 7 millones de venezolanos por el planeta.
Finalmente, Venezuela le demostró a Chile solidaridad extrema cuando huían de las garras del tirano Pinochet, acá se les dio abrigo y sustento a profesionales de todas las especies, los recibimos en nuestras casas sin discriminación alguna, esa actitud que hoy reclamamos con toda justeza los oriundos de la patria de Bolívar y de Andrés Bello, considerado uno más de su gentilicio.
Estas lamentables circunstancias muy cercanas a la Kristallnach, acto xenófobo que marcó el magnicidio contra el pueblo judío, no deben repetirse jamás en la humanidad, ahora se cometen contra el pueblo venezolano, que hoy vulnerable, fragmentado intenta recuperarse en otros lares ante la tragedia humanitaria que lo abruma, provocada por una dictadura que le ha expropiado la vida al país y su gente.