La explicación que no se dará
Encuentro entre los correos recibidos uno en el que se informa que la Organización Panamericana de la Salud le ha solicitado al usurpador Maduro una explicación del “cómo y el por qué” autorizó el uso de la vacuna “Abdala”, que no ha recibido la aprobación de dicha Organización.
La solicitud es impropia porque está dirigida, aunque las apariencias pudieran indicar otra cosa, no a quien autorizó el uso de la vacuna Abdala, sino a quien ejecuta la orden de adquirir dicha vacuna. Al usurpador lo podríamos asimilar a quienes gobernaban en la Capitanía General de Venezuela antes de la independencia. Eran simples “adelantados” para ejecutar las órdenes del Rey y quizá ni a eso alcanza el usurpador, porque durante el período colonial nuestros Capitanes Generales con el beneplácito de la población, podían decirle a las “reales órdenes” en un gesto a la par de sumisión y rebeldía “se acata pero no se cumple”.
El usurpador es un adelantado del régimen castrista, como lo fue en su momento Chávez Frías, quien embelesado por el aura creada alrededor de Castro y de “la revolución” que ya con 63 años y medio de operación mantiene al pueblo cubano en la indigencia; decidió imitar a Cuba y a fé que lo hizo bien, al ser hoy Venezuela el único país que supera a Cuba en miseria y deseos de emigrar, en lo cual los venezolanos han superado a los cubanos, ayudados por la condición de no ser isla.
Como ocurre con todas las copias “la revolución dizque bolivariana” ha resultado a la par sainete y tragedia y ahí está el usurpador educado y entrenado en Cuba para su servicio, aunque lo practique desde Venezuela, al punto tal que para él resulta imposible de acometer el gesto tantas veces repetido en el período colonial “se acata pero no se cumple”. Porque su usurpación depende enteramente de su sumisión al régimen de Cuba, que para eso tiene suficiente personal “adelantado” (carajo hasta la palabrita es repetición de la usada en el período colonial) que puede decidir “quien es quien” en el régimen y quien puede ser descalificado con el mote de “anti revolucionario”, que por supuesto puede recaer no solo sobre los civiles, sino también sobre los uniformados.
Yo conozco muy de cerca a una persona que ha sido llamada para inyectarle “la tercera dosis” de la vacuna, lo que hace evidente que la información recibida por la Organización Panamericana de la Salud le llegó tardíamente, pero gracias a Dios, ha respondido de manera cónsona con los fines y objetivos que su creación persigue.
Desde luego todo en la vida tiene explicación y creo que tengo una, quizá no del todo acertada pero bien posible, que me dice que dado que Venezuela no puede suministrarle petróleo a Cuba para su consumo y adicionalmente para que lo venda a precio de mercado, mientras lo recibe “a descuento”; y como el envío de “enfermeros” para que se los remunere como “médicos con PHD” tiene sus límites hasta por la población misma, la vacuna Abdala puede sustituir lo que en otro tiempo eran los ingresos por exportación de azúcar, ron y tabaco.
La Organización Panamericana de la Salud no recibirá explicación alguna, seguramente alguno de los tantos mequetrefes del régimen será encargado de dar respuesta que palabras más palabras menos dirá. “Venezuela es un país soberano que no tiene que pedir permiso a ninguna organización, ni darle cuenta de sus actos”. Lo cual no deja de ser verdad, salvo que la solicitud de rendición de cuenta venga de Cuba, como durante el período colonial nuestros gobernantes estuvieron sujetos al “Juicio de Residencia”.