Fundación para la Cultura Urbana presenta el libro «Ficciones asesinas» de Krina Ber

La Fundación para la Cultura Urbana pone a disposición de los lectores la novela Ficciones asesinas de la arquitecta y escritora Krina Ber (Polonia, 1948), obra que mereció de forma unánime el galardón en la edición 2019 de nuestro Premio Anual Transgenérico. El fondo editorial de la FCU suma así un volumen más de obras premiadas por el PAT a su colección numerada y agrega un nuevo valor: la novela no solo estará disponible en formato impreso, sino que será de amplio acceso gracias a su versión digital. Un trabajo que nos llena de satisfacción y compromiso. 

Ficciones asesinas es una novela estructurada sobre la base de un diario, incorpora simultáneamente los elementos narrativos de la novela negra -o una parodia de ella-, y tiene lugar en el microcosmos de un conjunto residencial en una ciudad que no se precisa, pero que nos parece muy familiar, donde las tensiones comunitarias, las penurias compartidas por la precariedad de los servicios públicos y los secretos ocupan la cotidianidad de los vecinos. La historia gira en torno de una ex escritora que habita en esa curiosa comunidad, Elizabeth Rosenberg, quién inicia un registro de los variopintos comportamientos de sus vecinos sometidos a esta situación económica y social límites. Surgirá entre ella y un vecino italiano ex detective, dotado de una aguda intuición criminal, una extraña relación a partir de la sospecha de conexiones ocultas en una serie de accidentes que se suceden en la comunidad y que hacen presumir que ella puede ser la próxima víctima.

La autora Krina Ber comenta: “es también una extraña historia de amor, porque no concibo una historia sin amor. El caso se resuelve, como lo demanda el género, pero la historia que cuenta el libro es tan solo la primera capa de la cebolla, su atmósfera transmite otras. La mayor parte de la historia ocurre en apenas dos semanas y se cuenta alternando los fragmentos del diario de Bett, su protagonista, con la narración de los hechos a cargo de un narrador o narradora que al principio parece omnisciente, pero que de manera muy sospechosa se entromete cada vez más en el texto (…) el final es tan sorpresivo que no me lo imaginaba ni yo”.

Una trepidante historia con ribetes espeluznantes pero cargados de fino humor, adscrita al territorio de la distopía y que discurre en reflexiones sobre la experiencia y la condición humana en una sociedad que poco a poco se va desmantelando. En esta obra se dibuja la historia de un país sometido por un Estado orwelliano que utiliza torcidos procedimientos para mantener cautiva a la población en el derruido espacio de su territorio nacional.

Tal como afirma el crítico Carlos Sandoval, con Ficciones asesinas Krina Ber ratifica el lugar que ha conquistado con arte y tenacidad en el contexto de la literatura venezolana contemporánea. Una pieza que subyuga por la frescura de sus recreaciones basadas en circunstancias sociales cercanas y por la lucidez de sus planteamientos sobre el amor y la muerte, sobre la experiencia de la vejez, sobre la vida.

El jurado de 2019, que estuvo conformado por los escritores Silda Cordoliani, Carlos Sandoval y el ganador de la edición anterior Slavko Zupcic, otorgó el premio a Krina Ber afirmando en el veredicto que la novela Ficciones asesinas, presentada con el seudónimo El Cangrejo “reúne una serie de aspectos estético-literarios que lo convierten en una sólida pieza, entre estos el manejo eficaz del tempo y la intensidad narrativos, y el uso de una estructura en la que se combinan varias modalidades de discurso. Todo ello a través de un argumento que resalta las difíciles condiciones socioeconómicas y políticas que atraviesa el país, proyectadas en una distopía de estilo terso y con matices de hondas connotaciones simbólicas”.

Krina Ber realizó estudios en École Polytechnique Fédérale de Lausanne (Suiza) y posee maestría en literatura comparada (UCV, 2007). Su vida la llevó a vivir en varios países antes de su llegada a Venezuela en 1975, Israel, Suiza y Portugal. Creó con su esposo una compañía de arquitectura especializada en estructuras espaciales y diseño industrial. Comenzó a escribir en 2001, varios de sus cuentos han ganado importantes premios, incluyendo el Concurso de Cuentos del Diario El Nacional, Ateneo de Calabozo y SACVEN. Sus relatos (incluidos en diversas antologías del cuento venezolano del siglo XXI) están reunidos en: Cuentos con agujeros (premio de Autores Inéditos de Monte Ávila, 2005), Para no perder el hilo (Mondadori, 2009) y La hora perdida (Ígneo, 2015). Nube de polvo (Equinoccio 2015), obtuvo el Premio de la Crítica a la Novela del Año.