Aponte Aponte y Baduel
Hay varias cosas que quiero comentar con calma sobre la entrevista del ex magistrado Eladio Aponte Aponte, a pesar de que nada de lo que dijo debería sorprender a nadie.
Pero luego publicaré esos comentarios.
Ahora sólo quiero brevemente decir algo sobre lo que dijo el ex magistrado sobre Baduel. (Básicamente reveló, sin dar la más mínima señal de ensañamiento o de resentimiento o de deseo de venganza, que Baduel, entre otros, lo llamó para pedirle que le diera una medida cautelar a un militar que había sido detenido con un cargamento de cocaína).
Una de las trampas más comunes de la razón es nuestra tendencia innata a sucumbir ante las narrativas simples. Creo que esto explica en parte el éxito de las películas de Hollywood y las telenovelas; explica en parte el antiamericanismo, el racismo y el nacionalismo; explica en parte el populismo en cualquier de sus vertientes. Simplemente, los culebrones, los blockbusters, los discursos populistas que dividen al mundo en pobre y ricos, o en colonizados y colonizadores, satisfacen o aplacan en muchos una necesidad casi animal de narrativas sencillas, fáciles de digerir, donde los hechos tienen una secuencia coherente (demasiado coherente) y las líneas entre el bien y el mal, los héroes y los villanos, están claramente definidas.
En los últimos años se ha venido formando una de estas narrativas en torno a Baduel. Ésta va más o menos así: Baduel es hombre de principios muy fuertes que defendió a Chávez en abril de 2002 no por lealtad al presidente sino por lealtad a la Constitución. Luego, poco a poco, se fue decepcionando por lo que veía dentro del gobierno y un día su consciencia lo obligó a decir “basta.” La gota que derramó el vaso, y lo hizo romper definitivamente con el chavismo, fue la reforma constitucional. Baduel, en el fondo un hombre de principios, no podía apoyar semejante aberración.
Veo ahora con desconfianza esta narrativa por una sencilla razón. Una persona que lideró el ministerio de Defensa entre 2004 y 2007 tuvo que haber visto, participado y sido cómplice (así sea sólo “obedeciendo órdenes” como Aponte Aponte) de cosas terribles.
Y siempre he pensado que en cincuenta años, cuando se sepa mucho más sobre esta década nefasta, el nombre de Baduel no será bien visto.
Pero quizá Aponte Aponte esté acelerando este proceso.