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Comenzar a Gobernar sin Estar en el Poder

Recientemente escuché una entrevista en la que un joven dirigente de partido llamaba a la gente a votar porque, … “si no votan, nosotros no llegaremos al poder y, si no llegamos al poder, no podemos hacer nada.”

Creo que, de verdad, ese joven cree en lo que dijo. El candor y espontaneidad de su lenguaje corporal lo atestiguaban.

Por yo no podía salir de mi asombro; no podía creer que un joven piense como un viejo, que siga viendo la política como una cuestión electoral, por lo tanto, esporádica y que suponga que, en política, sólo se puede hacer el bien estando en el poder. 

Platón y Aristóteles estarían escandalizados de ver como el concepto de la política como “construcción de la polis”, de la ciudad, ocupándose de los ciudadanos, se ha tergiversado porque los dirigentes la usan para llegar o mantenerse en el poder.  

¿Acaso no se da cuenta este joven que le corresponde tener una mente abierta y crítica; y de que la razón principal por la que las malas políticas públicas y el mal gobierno que tenemos siguen allí en buena medida porque los partidos de oposición están divididos en función de que cada uno quiere llegar al poder en vez de ocuparse desde ya de acompañar a la ciudadanía en la solución de sus problemas cotidianos? 

¿No se dará cuenta el joven de que los partidos de oposición y del gobierno ya son de tamaño minúsculo porque la gente los ha ido abandonando porque no se ocupan de ella sino de su afán por el poder?

Desafortunadamente, el caso venezolano puede ser uno de los más graves en el mundo, pero este es un fenómeno mundial que está afectando tanto a los partidos políticos, como las Democracias, las libertades, los derechos humanos y de propiedad y, por ende, la empresa, el trabajo y el progreso.

Comenzar a gobernar sin ser gobierno es influir en el clima de opinión y en la movilización social y política a través de quienes quieran movilizarse para forzar cambios en las políticas o hacer las cosas directamente para beneficiar a la población. 

Un buen ejemplo de ello lo vivimos recientemente. El gobierno de NM sólo se había movilizado para traer unas pocas vacunas y argumentaba que no podía traer más porque se lo impedían las sanciones y el control de unos dineros de la República por parte de la oposición. Sin embargo, Juan Guaidó y seguidores se movilizaron con un proyecto para traer un lote significativo de vacunas Aztraséneca. El gobierno se tuvo que mover, pero, en vez de facilitar el proyecto, lo bloqueó bajo el argumento de que esa marca estaba cuestionada en Europa. Pasaron un par de semanas y apareció FEDECAMARAS solicitando permiso para traer seis millones de vacunas para repartirlas gratis entre los trabajadores de la empresa privada y sus familias, además de regalar un lote significativo al gobierno. Pero este último le dio largas al permiso y nunca lo dio por razones ajenas a tema de la pandemia.  A la sazón, el grupo de Guaidó volvió a movilizarse ofreciendo pagar las vacunas. El gobierno no le aceptó el pago a Guaidó, pero, por fin, anunció y pagó los primeros 60 millones de dólares y está a punto de completar el pago total para traer 11 millones de dosis a través del COVAX.

Entonces sí se puede empezar a gobernar sin ser gobierno y a pesar de que el gobierno no lo acepte. La clave está en buscar ideas-fuerza, como la atención a la pandemia porque “el pueblo se está muriendo”, la dolarización total de la economía porque, “en justicia, es la única forma de que podamos dolarizar el salario; reducir los trámites y costos del registro de empresas “para crear empleos” y de las exportaciones “para poder pagar buenos salarios”, entre otros temas clave. Fijémonos en que cada uno de estos proyectos termina en una justificación que funciona como un adjetivo que mueve emociones y lo potencia como “incuestionable”. Esta técnica de adjetivar las voces de mando no es mía, fueron Lenin y Mao quienes la popularizaron, tanto para justificar sus proyectos como para disminuir a sus enemigos con el verbo. ¿Se recuerdan que la estatización o confiscación de empresas privadas tenía un 83% de rechazo cuando Chávez? Bueno, le bajó más de 30 puntos a tal rechazo cuando acuñó la frase estatización de empresas “ociosas”.

Por cierto, es recomendable que los aspirantes a cargos de gobernadores y alcaldes identifiquen las ideas que tienen fuerza en cada región o localidad para que empiecen a gobernar desde ya. Quienes lo hagan, estarán presentado las credenciales del acompañamiento, que es lo que quiere ver el pueblo para volver a conectar con la política; atraerán a muchos más votantes potenciales que quienes sigan esperando llegar al poder para gobernar; rescatarán abstencionistas y conseguirán el apoyo de partidos y ONG que saltarán la talanquera porque su fórmula lucirá ganadora. 

@joseagilyepes

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