Colombia, ¿otro bastión a conquistar?
Colombia y Venezuela fueron siempre bastiones imposibles de conquistar para el castrismo. En Venezuela recibieron una gran derrota en Machurucuto y luego con la pacificación. Sin embargo, gracias a Chávez, pudieron, sin derramar una lágrima de sangre, convertir a Venezuela en un protectorado cubano.
En Colombia, Fidel Castro, ya en su juventud, participó en el Bogotazo y luego, no confiando demasiado en las FARC, decidió impulsar la creación del ELN.
Al ver como el gobierno de Alvaro Uribe prácticamente le había roto el espinazo a la guerrilla, esperaron que llegara a la presidencia su sucesor, Juan Manuel Santos, de quien se dice en Colombia que tenía fuertes vínculos con Castro, para que se propiciara una negociación y lograr la pacificación de las FARC, pero no del ELN, que llevó a un acuerdo gracias al cual Santos obtuvo el Premio Nobel de la Paz. Sin entrar a considerar las bondades y los defectos de ese plan, se puede decir que la guerra en Colombia bajó de intensidad aunque se mantienen brotes aislados, principalmente del ELN y de algunos disidentes de las FARC. En gran parte esos movimientos se desplazaron a Venezuela donde tuvieron acogida y respaldo por parte de la revolución Bolivariana.
Ahora la lucha entra en otra fase en la que Maduro apoya, no solo a la guerrilla, sino a su ficha en el juego “ democrático”: Gustavo Petro, antiguo guerrillero del M19 para que llegue al poder, como Chavez, por la vía electoral. Pero como eso toma tiempo ,y no es seguro que ese personaje gane una segunda vuelta, ha decidido respaldarlas acciones desestabilizadoras propiciadas recientemente por el exalcalde de Bogotá. Es así como en los episodios de violencia ocurridos las autoridades colombianas, en Cali, han sido apresasados a venezolanos armados hasta la cabeza, que se presume forman parte de un plan desestabilizador orquestado desde Caracas.
Esperamos que la mayoría del pueblo colombiano entienda el peligro que se cierne sobre ellos si se logra imponer en el hermano país el socialismo del siglo XXI, que es lo que aspiran Cuba, Maduro y Petro.
En Política es práctica corriente tratar de situaciones variadas. Las sociedades utilizan medios que organicen al Estado, sobre todo en las guerras que me atrevo a calificar de «Civiles».
La doctrina Betancourt fue la iniciativa central de la política exterior del gobierno de Rómulo Betancourt. Tuvo como objetivo prioritario en lo interno, defender, preservar y consolidar el recién instaurado sistema de democracia representativa en Venezuela, y en el contexto regional, fomentar la democracia en toda la América Latina, principalmente mediante la disuasión de los golpes de Estado que proliferaban en el continente. Se cataloga a la Doctrina Betancourt como una estrategia diplomática dura de defensa y promoción de la democracia. No es de extrañar que el pensamiento de Betancourt girase hacia los partidos políticos de masas, y que en Venezuela el escaso poder de las instituciones dejaba a las organizaciones del gobierno frente al poder ciego.
Libertad es solo una, la opresión del tirano la oscurece, la destruye. El temor de la ignorancia la hace antorcha apagada. Libertad es la libre consciencia, la que expresa una idea, la que siente un dolor y no lo guarda, o canta la alegría y no lo guarda. Donde está el opresor está la debilidad de la ignorancia en el silencio del miedo. Tener libertad es poder reclamarla, dar el grito rebelde al cielo a la ciega tierra.
Ser libre es ser volcán abierto de fuego y ardiente de pasiones, y decirlo ante todo sacrificio.