Opinión Nacional

El 11-A, diez años después

El Gobierno encubre a los asesinos de la masacre y la acción criminal de francotiradores y de «Los pistoleros de Llaguno» que dejaron un saldo de 19 personas muertas y 150 heridas. Echó la culpa de los crímenes a comisarios y policías metropolitanos, sentenciados y condenados injustamente a 30 años de prisión, para evitar así que se juzgue en una Corte Penal Internacional al responsable.

Existe un testimonio grabado que revela cómo «Tiburón 1» ­Hugo Chávez Frías­ no sólo monitoreó la marcha pacífica del 11 de abril, que inocentemente se desvió hacia Miraflores, sino que fría y calculadamente giró instrucciones a su red de Tiburones para evitar que los manifestantes llegaran hasta el Palacio de Miraflores, y ordenó al Batallón Ayala y a las tropas del Batallón de Infantería Bolívar para reprimir, con plomo «del bueno», la multitudinaria protesta de ciudadanos armados con banderas, pitos y consignas. Las consecuencias mortales provocaron que el Alto Mando Militar le pidiera la renuncia, «la cual aceptó» (Lucas Romero dixit). Cuando se produjo el vacío de poder, fue llamado un civil ­Pedro Carmona­ para presidir una transición y convocar elecciones. 

El 11 de abril de 2002 no hubo ningún golpe de Estado, lo que se produjo fue un acto de repudio de la sociedad civil, que le exigía la renuncia, hacia el Presidente; además se produjo la desobediencia de los mandos militares que se negaron a cumplir unas órdenes que causarían un baño de sangre. Lo que resulta insólito es que esa versión distorsionadora de la verdad se repita en la oposición, entre algunos, que eran parte del oficialismo para esas fechas y que hoy son muy influyentes en la Mesa de la Unidad y en el comando de campaña del candidato. 

El 11-A quedó inscrito en la historia como un genocidio. 

Una historia conocida, cuyo guión cambia a discreción cada año. Los guionistas quieren enjuiciar en su décima edición a diputados, gobernadores y dirigentes que hacen vida en la Asamblea Nacional, a los que pretenden enjuiciar e inhabilitar. El 11-A es un símbolo de la violencia, trasmutado en política de Estado, que diariamente se expresa en secuestros, atracos, robos, ajustes de cuentas y en la delincuencia adueñada de las sombras (durante este mes, que apenas iniciamos, ingresaron 130 cadáveres a la morgue de Bello Monte), el crimen no descansa ni en los días espirituales de Semana Santa que fueron impregnados de miedo y sangre para conmoción ­inclusive­ de la comunidad internacional y del cuerpo diplomático acreditado en el país. La impunidad del 11 de abril continúa estimulando el crimen de nuestros pistoleros de cada día, que siguen sembrando el miedo con un reguero de sangre. 

Somos una sociedad acosada, aterrorizada y paralizada. No podemos esperar el 7 de octubre para actuar. Hacer justicia cobra una dimensión de necesidad urgente. Falta poco. 

Tic tac Un nutrido grupo de generales y coroneles (100) se encuentra en Cuba en un curso para ascender el próximo 5 de julio. Los oficiales llegaron a la isla caribeña el 2 marzo y regresarán el 20 de mayo. No es la primera vez que estos estudios se imparten en La Habana. En julio de 2005 Fidel Castro fue el padrino del curso de Comando y Estado Mayor N° 46, de la Escuela Superior del Ejército. En esa oportunidad, los 86 graduados pasaron vacaciones en Cuba con sus respectivas esposas y fueron condecorados por el líder de la revolución cubana y padrino de la promoción… Tic tac.

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