Negociaciones Gobierno-Empresa
Las negociaciones parten de que cada una de las partes tenga algo que dar o quitarle a la otra; de resto, se puede dialogar o ignorar al otro, pero difícilmente quien necesite algo lo recibirá si no tiene nada que aportar.
En la situación actual del país, se observa que el gobierno llegó a la conclusión de que necesita a los empresarios para recuperar la economía. No voy a enumerar las razones de esta necesidad para no ofender. Por su parte, los empresarios necesitan al gobierno para recuperar sus empresas y la capacidad de remunerar a su personal calificado para no perderlo a la emigración. De allí que ambas partes pueden pasar del diálogo intrascendente, que hemos visto antes, a la negociación.
En el aspecto político sucede lo contrario; el gobierno ya no necesita más partidos o fracciones de oposición para negociar porque ya lo hizo con los que estuvieron dispuestos a participar en las pasadas elecciones legislativas para darle una cierta pluralidad democrática a la composición de la nueva Asamblea Nacional; la cual, dado el llamado a la abstención, se antojaba de quedar casi toda en manos del partido de gobierno. Quiero pensar que este ejercicio no sea en vano y que algo conseguirán esas fracciones opositoras en leyes venideras, a parte de que ya el TSJ les haya adjudicado el control de sus respectivos partidos. De resto, el gobierno ya no necesita negociar más nada con los partidos o fracciones de oposición que insisten en confrontar porque no tienen nada que darle ni que quitarle al gobierno debido a que persisten en seguir una agenda político electoral para llegar ellos al poder, en vez de seguir una agenda socioeconómica para ocuparse de la población. De allí sus pequeños tamaños, desunión y consecuente debilitamiento.
Lo anterior implica que al gobierno sólo le interesará, en lo político, negociar de “verdad-verdad” en los términos que lo han planteado el Grupo de Enlace europeo o Noruega, recuperar el pluralismo democrático, debido a que los partidos de oposición les queda poder en el campo de las sanciones económicas que el gobierno necesita desmontar para recuperar la calidad de vida.
En las negociaciones que vamos a ver, en lo económico, lideradas por FEDECAMARAS, por la parte empresarial, es importante que ambas partes obtengan logros tempranos, para que le cojan el gusto a seguir negociando. Es conveniente empezar por pocos temas, sencillos, lo más atractivos posibles para ambas partes y que tengan impacto sobre las soluciones socioeconómicas que necesita la población. Por ejemplo, apoyarse mutuamente en la dolarización creciente de la economía, lo que ha resultado en un “ganar-ganar” para el gobierno, los empresarios y los consumidores y, si se completa, resultaría en la solución que esperan los trabajadores en cuanto a la dolarización de sus salarios y el control casi inmediato de la inflación. Otros puntos de encuentro son acelerar lo que ya está ocurriendo en cuanto alianzas en las empresas del Estado ( mediante alquiler, contratos de gestión, ventas parciales o totales); regresar a la primera versión de la Ley de Ciencia y Tecnología para recuperar el desarrollo tecnológico y crear fuentes de ingreso para las universidades; permitir que los bonos emitidos por el gobierno puedan ser transados por las casas de bolsa; solicitar al gobierno norteamericano que elimine las sanciones. Éstas no han logrado lo que se proponían, cambiar al gobierno, sino acrecentar la tragedia económica que ya había ocasionado un socialismo mal entendido como estatismo y no como solidaridad.
Las reglas de toda negociación suponen que las partes se enfoquen en los retos y no en las personas ni mucho menos en sus personalidades; centrarse en el problema, poniendo de lado las ideologías; evaluar a los actores y sus acciones por sus resultados y no por prejuicios ideológicos (“No importa de qué color es el gato con tal y cace ratones”; dijo Deng Xiao Ping para calmar a los extremistas del Partido Comunista chino para impulsar el avance de la empresa privada en China); los planteamientos tienen que ser lo más precisos posibles, porque las ambigüedades y el guabineo matan la negociación; las reglas a aplicar deben ser universales o de aplicación para todos y transparentes. Esto choca con el carácter secreto de las negociaciones que prevé la Ley Antibloqueo, por lo que sería interesante considerar la Ley de Inversiones que dejó Hugo Chávez el 2009, todavía vigente. Los representantes tienen que ser verdaderos representantes de sus sectores, lo cual supone cohesión interna, versus divisionismos. Por eso es de considerar que imitemos a Colombia en cuanto a que toda empresa debe estar, por ley, afiliada a un cámara.
Sí hay condiciones para negociar “ganar-ganar” en lo económico y vale la pena intentarlo para cambiar cómo se gobierna; porque, enfrentados por cambiar a quién gobierna, hemos destruido al país.
@joseagilyepes