Chávez: súbete al autobús…
Dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Chávez y sus seguidores –águilas de vuelo alto según sus propias palabras- parecen estar muy preocupadas por el “mosquero” que los está acorralando. Ahora los premajunches, que no están capacitados para gobernar, ruedan en las bocas socialistas que se preocupan todos los días por hacer intentos de desacreditarlos. De Chávez para abajo, ese tema los agobia ¿Por qué preocuparse por unos candidatos sin futuro electoral?
Chávez habla tanto de la oposición que un día de estos amanecerá montado en el autobús de los precandidatos, que según su opinión, no están preparados para gobernar el país. Él sí está preparado, los demás no lo están. Esa presunción le queda grandota, pues después de trece años, continúa equivocándose y manejando el país con criterios errados que nos están conduciendo por el camino de la destrucción. No hay un solo campo en que pueda exhibir un éxito demostrable. No basta con decir a los cuatro vientos que la revolución es exitosa, hay que demostrarlo y eso no lo ha logrado. Lo único exitoso es la forma en que esconden los desordenes que producen: Los banqueros de la revolución, los maletines de dólares de Antonini, los Bonos de Bandagro, los contenedores de comida dañada y los compradores de chatarra militar.
El panorama electoral está tomando un giro harto interesante. Cada día más cerca de las primarias, una especie de desborde comunicacional arropa al país por los cuatro costados, con un mensaje que se contrapone al desastre que estamos presenciando los venezolanos. Los venezolanos escuchan con atención un mensaje que promete progreso en oposición a esta manera socialista de acabar con las fuentes de trabajo, con los sindicatos y con la eficiencia del estado para cumplir sus obligaciones. Un gobierno que produce descontento que parece haber perdido la capacidad para poner bajo control las finanzas del estado.
A Chávez le sorprenderá una coalición electoral que le haga contrapeso. A Chávez le dejará con la boca abierta que -contrario lo que cacarean- hay una verdadera unidad en torno a la necesidad de reemplazar a este mal gobierno por una propuesta seria y bien manejada que nos reconduzca por la senda del progreso. A Chávez le causará mucha sorpresa, cuando vea la multitud que viaja dentro del autobús que nos conduce al progreso. Más sorpresa le producirá entender que ese autobús también nos conduce a la mejor Venezuela.
Trece años de autocracia, arrogancia, jactancia, soberbia y un manejo infantil de la economía están llegando a su fin. Millones de votos escondidos aguardan el momento preciso para hacerle saber al comandante que su tiempo se terminó. Venezuela se despierta de un profundo letargo. Las sociedades cambian en horas, lo que pareciere que nunca puede cambiarse.
Octubre está a la vuelta. El autobús se está llenando.