Venezuela inició el año con motín en cárcel de Carabobo por falta de alimentos
El Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) informó que reclusos de la cárcel Centro de Formación del Hombre Nuevo El Libertador, en el estado Carabobo, se amotinaron este 1 de enero por falta de alimentos en el penal. Los familiares de los prisioneros denuncian que los custodios revenden la comida que llega.
Por ello, los presos quemaron colchones y otros objetos en la azotea como forma de protesta. Familiares temen que funcionarios de la GNB irrumpan en las instalaciones para disipar el motín.
Desde el mes de marzo fueron suspendidas las visitas en cárceles y calabozos policiales como consecuencia de la cuarentena radical por covid-19 y hasta la fecha el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) ha recibido innumerables denuncias sobre la situación de los presos que, según sus familiares, fueron condenados al abandono, el hambre y la miseria.
Protestas desde hace meses
Las protestas por parte de los reclusos no se hicieron esperar desde que el hambre los comenzó a azotar porque no había comida suficiente para todos, aunado a la falta de agua potable y otros insumos a los que no tienen acceso porque siempre han sido provistos por los familiares.
El 1 de mayo de 2020, el Internado Judicial de Los Llanos (Cepella), ubicado en Guanare del estado Portuguesa, se tiñó de sangre tras la muerte de 47 presos que protestaban por hambre y otras condiciones inhumanas a las que sobreviven. En el hecho otros 75 reos resultaron heridos.
Tras un sinfín de denuncias, sumado al incremento de las muertes dentro de los penales y calabozos policiales, a finales del mes de julio se permitió el suministro de insumos (paquetería). No obstante, esta situación permitió que los corruptos dentro de estos centros hicieran de las suyas y muchas madres tuvieron que pagar hasta 3 dólares para enviarles un pedazo de pan a sus hijos.
Seguidamente, durante el mes de septiembre, autorizaron las visitas en los recintos penitenciarios, pero solo dos penales cuentan con las condiciones adecuadas para la prevención del covid-19. En el resto de los centros, las visitas se efectúan a través de una reja como si se tratara de un zoológico.
En tanto, para realizar una sola visita al mes, los familiares deben resolver el alto costo del transporte por la escasez de gasolina, entre otros menesteres propios del traslado hasta una cárcel, considerando que muchos presos se encuentran a cientos de kilómetros de su tierra natal.
De la misma forma, muchos padres han tenido que lidiar con la falta de comunicación absoluta con sus hijos, pues en las cárceles con régimen penitenciario no tienen acceso a llamadas telefónicas y, las pocas veces que lo hacen, es para avisar rápidamente que tienen visita.
“Día del padre, día del niño y Navidad eran las fechas más esperadas por nosotros. Estos eran los únicos días que nos permitían ver a nuestros hijos y este año no se pudo concretar”, expresaron algunos presos, cuya identidad no será revelada por temor a represalias, quienes este año no pudieron compartir el tan esperado Niño Jesús con los más pequeños.
Privilegios en cárceles
El Observatorio Venezolano de Prisiones pudo conocer que la desidia, el hambre y la desesperación de los presos en su mayoría se registró en las cárceles con régimen penitenciario, pues en los recintos donde mandan los “pranes” siempre contaron con ciertos privilegios.
En ese sentido, se pudo constatar que durante el mes de diciembre en estos penales recibieron visitas de niños, las cuales no estaban autorizadas por el Ministerio de Servicios Penitenciarios. Además trascendió que las madres y esposas podían pasar hasta un fin de semana dentro del penal si pagaban cierta cantidad de dólares.
Según las denuncias recibidas, las cárceles donde los presos disfrutan de ciertos privilegios son el Internado Judicial de Aragua, conocido como Tocorón; el Internado Judicial de Carabobo, conocido como Tocuyito; el Internado Judicial de Yaracuy, conocido como La Cuarta; el Internado Judicial de Trujillo, el Centro Penitenciario de Oriente (CPO), mejor conocido como cárcel de La Pica en el estado Monagas; y el Internado Judicial José Antonio Anzoátegui de Barcelona, mejor conocido como Puente Ayala.