O construimos una política sin trampas ideológicas o no habrá salida
El resultado de las elecciones del día de ayer y muy probablemente las programadas para esta semana, no hacen sino confirmar una vez más que no hay “faro” para el análisis de la crisis de Venezuela, crisis esta que inició su primer capítulo en la década de los 80 con el viernes negro del 18 de febrero de 1983 y que tuvo su primer epilogo hace 31 años con el “Caracazo” del 27 de febrero de 1989, luego se inicia un segundo capítulo con el intento del golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, y ya sabemos todo lo que ocurrió posteriormente con la alianza que se conformó entre la burguesía empresarial, el movimiento sindical y sectores representativos de intelectuales y partidos políticos de la derecha y de la izquierda que dio como resultado Primero; el triunfo de Rafael Caldera el 2 de febrero 1994 lo cual aprovecho para indultar a Chávez el 26 de marzo de ese mismo año (1994), decisión está que allano el camino para el posterior triunfo electoral de Chávez el 6 de Diciembre de 1998, pues, como apuntara en su oportunidad el Profesor-Historiador de la UCV, Agustín Blanco Muñoz; «no se puede entender la Venezuela en la que triunfó Chávez sin entender el proceso que llevó al Caracazo». Segundo, Chávez sale del poder el 11 Abril del 2002, y es restablecido de nuevo en el poder por los militares el día 13 de este mismo mes (Abril).
Después del 13 de abril del 2002, hace ya 18 años, los problemas de se han profundizado, pero esta historia también tiene sus capítulos y sus respectivos epílogos. Este mismo año del 2002 Chávez entrega la dirección política de Venezuela a los cubanos, mientras la oposición crea el 5 de julio de 2002 la Coordinadora Democrática, para dirigir la oposición la cual se dedicó a organizar y coordinar el Referendo Presidencial del 15 de Agosto del 2004, cuyo epílogo fue la derrota electoral de la oposición lo cual constituyó una de las primeras y descarada trampas electorales del chavismo. El año siguiente 2005, se inicia un segundo capítulo con la convocatoria a elecciones parlamentarias a las cuales la oposición no concurre asumiendo como política la abstención, el chavismo entonces va las elecciones con su Polo Patriótico y se adueña absolutamente de la Asamblea Nacional. En Diciembre de este mismo año (2005), Julio Borges lanza su candidatura presidencial para el próximo año 2006, y en enero de este mismo año (2006), su partido Primero Justicia se divide y se van los siguientes dirigentes; Leopoldo López, Liliana Hernández, Delsa Solórzano, Geraldo Blyde, otros, con el partido Un Nuevo Tiempo de Manuel Rosales. El 20 de Abril de este mismo año (2006) Teodoro Petkoff anuncia su candidatura presidencial y termina entonces por conformarse un Triunvirato entre Borges, Petkoff y Rosales quien después que el CNE le garantiza que podía ser Candidato Presidencial sin renunciar a la Gobernación del Estado Zulia contraviniendo una primera resolución del TSJ que lo obligaba a renunciar a la Gobernación por cuanto había jurisprudencia al respecto, pues Oswaldo Álvarez Paz y Francisco Arias Cárdenas tuvieron que renunciar a la Gobernación para poder ser candidatos presidenciales. El epílogo de este capítulo es el triunfo de Chávez y la derrota de Rosales. Durante estos capítulos y epílogos entre el año 2004 del Referendo Revocatorio Presidencial (RRP), 2005 año de las elecciones parlamentarias y 2006 año de elecciones presidenciales, habría que mencionar los cupos de dólares para viajeros que funcionó como una especie de cajita de “Clap” para las clases medias del país.
Pero tal parece que las direcciones políticas de la oposición no han sacado ninguna lección de todas estas experiencias, porque el desasosiego y el desatino con que han actuado en los años posteriores 2012, 2016 ano cuando se inician con el dominio de la Asamblea Nacional, pero ha sido tal el desamparo y confusión en la actuación de las direcciones políticas de la oposición, que uno no logra comprender ni asimilar lo que otrora resultaba obvio, es decir, una propuesta que sintetice una política sin trampas ideológicas, que lo que hace es filtrar la realidad de las cosas que ocurren. O construimos finalmente esa política, y dejamos los intereses personales de poder a un lado, o no habrá salida a la compleja realidad política del país.
