Por qué Louise Glück ganó el Premio Nobel de Literatura
El Olimpo de la literatura mundial tiene ya una nueva “diosa”. Se trata de la poeta estadounidense Louise Glück, a quien le fue otorgado este jueves el premio Nobel de Literatura 2020.
La Academia sueca escogió a Glück, «por su inconfundible voz poética que, con una belleza austera, hace universal la existencia individual», según anunciaron este jueves.
Describiendo a la ganadora, el presidente del Comité del Nobel, dijo que se trata de “No solo está comprometida con los errores y las condiciones cambiantes de la vida, sino que también es una poeta del cambio radical y el renacimiento, donde el salto adelante se da desde un profundo sentimiento de pérdida«.
Poemas como presencias
La nueva «Premio Nobel», considerada una de las poetas más destacadas de la literatura contemporánea estadounidense, nació en 1943 en Nueva York. Es autora de más de una decena de poemarios con los que ha levantado una sólida trayectoria poética, ampliamente reconocida por la crítica.
Su poesía se centra en la dolorosa realidad del ser humano, y aborda temas como la muerte, la infancia y la vida familiar.
Entre sus obras destacan “El Iris Salvaje” (1992) que le valió el premio Pulitzer en 1993, también destacan “Vita Nova” (1999) y “La diferencia entre Pepsi y Coca-Cola” (2007).
Para ella, sus poemas, “no perduran como objetos, sino como presencias”, lo cual se traduce en su manera de concebir sus escritos «Cuando lees algo que merece recordarse, liberas una voz humana: devuelves al mundo un espíritu compañero. Yo leo poemas para escuchar esa voz. Escribo para hablar a aquellos a quienes he escuchado», escribió la autora .
Aparte de rol como escritora, Gluck es profesora de inglés en la Universidad de Yale, en Connecticut. La mayoría de sus libros han sido traducidos al español y publicados por la editorial Pre-Textos.
El “iris” de Louise
Uno de los mayores galardones más importantes que había recibido Louise Glück hasta ahora era el premio Pulitzer de poesía, recibido en 1993 por “El Iris Salvaje”.
Justo en ese poemario se encuentra en una pieza titulada «El jardín», que recrea una escena terriblemente triste, sobre todo vista desde la distancia, desde la edad adulta en la que se comprenden ciertas grietas de la vida.
No puedo hacerlo nuevamente,
difícilmente soportaría verlo;
//.
bajo la tenue lluvia del jardín
la joven pareja siembra
un surco de guisantes, como si
nadie lo hubiese hecho nunca:
los grandes problemas todavía
no han sido enfrentados ni resueltos.
//.
Ellos no pueden verse
en el polvo fresco aún, empezar
sin ninguna perspectiva,
con las colinas al fondo, verdes y pálidas, nubladas de flores.
//.
Ella desea detenerse;
él desea llegar hasta el fin,
permanecer en las cosas.
//.Mírala a ella tocar su mejilla,
pedirle una tregua, los dedos
ateridos por la lluvia primaveral;
en el pasto tierno estrellan rojos azafranes.
//.
Aun aquí, aun en los comienzos del amor,
su mano al abandonar la cara
da una impresión de despedida,
//.
y ellos se creen
capaces de ignorar
esta tristeza.