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Reconocer nuestro valor

Las protestas que se realizan en estos momentos en Bielorrusia han generado interés en los venezolanos por algunos paralelismos que pueden encontrarse entre nuestra situación actual y la del país ruso.

La represión violenta y la persecución a la disidencia que se están denunciando en Bielorrusia, recuerda los hechos del 2017 en Venezuela, con manifestaciones multitudinarias que fueron reprimidas causando centenares de heridos, detenidos, y muertos. La confiscación de vías democráticas y la persecución a líderes y agrupaciones políticas opuestas al régimen autoritario de Aleksandr Lukashenko también repite métodos opresivos y controles sociales como los que ha impuesto el régimen de Nicolas Maduro acá en Venezuela.

En ambos casos la sociedad civil es sometida por un régimen que ejerce el monopolio de la violencia en contra de sus ciudadanos, utilizando instituciones y fuerzas públicas en contra de las personas. Los casos de Venezuela y Bielorrusia muestran la complejidad de la construcción de nuevas formas de respuesta social y política para superar estos modelos violentos y dictatoriales de poder.

En este sentido, en el movimiento Convive creemos que una de las vías posibles se encuentra en el desarrollo de iniciativas desde los valores convivenciales, que generen el encuentro y la organización de las personas entorno a la solución de problemas compartidos.

En un contexto de orfandad institucional y hostigamiento desde el Estado, en distintas comunidades de nuestro país, por ejemplo, las personas se organizan para enfrentar la crisis y la emergencia en redes de apoyo y solidaridad. Líderes locales continúan su activismo social, articulando a las personas, buscando soluciones, a pesar de la persecución gubernamental y la precarización de condiciones de vida a las que están sometidos.

Esto ha permitido, en nuestro caso, que comedores de Alimenta la Solidaridad sigan operativos para llevar almuerzos a más de 15000 niños en distintos estados del país, a pesar de la escasez de combustible, gas y los rigores de la cuarentena por la pandemia del coronavirus. Madres y aliados que activan cocinas con leña, llevan alimentos en bicicleta y coordinan envíos de agua, material médico e insumos alimenticios.

Estos esfuerzos, que se producen la gran mayoría de las veces sin ser visibilizados o reconocidos, no solo alivian a grupos y comunidades, significan un trabajo de construcción de ciudadanía y restitución del tejido social, de enorme importancia. Señalan nuevas formas de participación política y social, que enfrentan la inédita situación de neototalitarismos y militarización, como los que se viven en Venezuela y Bielorrusia.

En la actual situación de crisis y deriva autoritaria que estamos padeciendo, es importante reconocer los esfuerzos e iniciativas reales que, desde la precariedad y el riesgo, se están produciendo. Reconocer su valor es el primer paso para encontrar las nuevas vías que necesitamos para el cambio.

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