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La presencia del oxímoron en la vida

Fue en el siglo XVII cuando se incorporó al idioma castellano la palabra oxímoron, tomada del griego ὀξύμωρον  formada por oxis, que es agudo y morós que significa tonto, y que se quiso configurar contradicción en lo que significa.

La palabra se usa sobre todo en poesía. El renombrado poeta alemán Friedrich Hölderlin se valió del oxímoron en su poesía. Así, en uno de sus Cánticos (Gesänge)  se refiere al vino, diciendo que está “lleno de oscura luz” (“Des dunkeln Lichtes voll…)

En un artículo de Ramón Azócar, publicado en Analítica, en 2017, por Ramón E. Azócar, bajo el título “La dulzura de lo amargo”, se refiere al oxímoron cuando cita a Edgar Morin, con su neologismo “unidualidad”, que el intelectual francés que es :…”cuando el humano es un ser plenamente biológico y plenamente cultural, llegando a una   reflexión que incorpora identidad, condición humano, especialidad,  integración en un contexto donde la dulzura de lo amargo se impone al días día de la vida en la complejidad de las relaciones humanas”.

Al escribir poesía, yo me valgo del oxímoron. Es así que en mi poemario “En búsqueda del tiempo encontrado”, ello se refleja en un poema que dice:

Es bella la bestia
de la bella amada
es calor el frío
que quema la piel.

En el ‘no’ se halla el sí,
en el llanto la risa.

La mano que duele
también apacigua,
son cantos los gritos
de alegre dolor

En música vemos expresión de oxímoron al ver en una partitura que debe interpretarse “forte piano”.

Pero el oxímoron no es exclusivo de la poesía y, en la vida real en hechos, eventos y circunstancias surge esa figura. Lo vemos en la cuarentena que nos ha impuesto en la pandemia cuando podemos hablar de la libertad del encarcelamiento; en la cárcel de la casa está una libertad de pensar, estudiar, investigar, amar y podríamos decir la “libre prisión”.

¿No hay acaso oxímoron cuando el ataque al enemigo  es defensa de éste?

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