Joe Biden y el final de la distopía trumpiana
Según el Pew Research Center, la clase media (con unos ingresos anuales de 73.400 $) ya no sería el segmento poblacional dominante en la sociedad estadounidense actual al sufrir una lenta pero progresiva caída en las últimas 4 décadas. Así, según el Pew, en 1971, la clase media representaba el 61% de la población (unos 80 millones de habitantes) mientras que en la actualidad no alcanzaría el listón del 50% (49,9%) debido a la crisis de las subprime, estallido de la burbuja inmobiliaria y posterior crash bursátil del 2008. Conviene resaltar que entre los “perdedores de la crisis” además de afroamericanos y latinos aparecen por primera vez jóvenes universitarios endeudados y adultos blancos de más de 45 años sin estudios universitarios y con empleos de bajo valor añadido que tras quedar enrolados en las filas del paro, habrían terminado sumido en un círculo explosivo de depresión, alcoholismo, drogadición y suicidio tras ver esfumarse el mirlo del “sueño americano”, lo que habría tenido como efecto colateral la desafección de dichos segmentos de población blanca respecto del establishment tradicional demócrata y republicano.
Así, según una encuesta de la NBC, el 54% de la población blanca estaría “enfadada con el sistema”, frente al 43 % de los latinos y el 33% de los afroamericanos que siguen confiando en el sueño americano, lo que habría llevado a los votantes blancos a apoyar las posiciones políticamente incorrectas y refractarias a los dictados del estabishment tradicional republicano de Donald Trump, simbolizado en el apoyo de los indignados blancos mayores de 45 años a Trump y de los partidos neonazis y supremacistas blancos que siguen controlado los ámbitos de poder de la “América profunda”.
Joe Biden y el final de la distopía trumpiana
La teoría del Cisne Negro fue desarrollada por Nicholas Taleb en su libro “El Cisne Negro (2010) en el que intenta explicar “los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos”, lo que explicaría la frivolización inicial del coronavirus por parte de Trump y su dilación en la adopción de medidas quirúrgicas en los principales focos de transmisión del coronavirus de EEUU. Ello podría derivar en una auténtica pandemia con sus consiguientes efectos colaterales en forma de reguero de muertos, colapso de los servicios médicos, paralización de la actividad productiva y entrada en recesión de la economía estadounidense con un incremento estratosférico del paro ( desde el 3,5% actual hasta el 20%). lo que podría diluir los efectos benéficos de la política económica de Donald Trump y provocar la desafección del segmento poblacional de sus votantes (40% del electorado) en las próximas elecciones Presidenciales de Noviembre lo que provocará la victoria del candidato demócrata Joe Biden.
Así,el shock traumático que generará en la sociedad estadounidense la previsible pandemia del coronavirus y la posterior entrada en recesión de su economía obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que lo sustentan. La metanoia sería transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario pandémico lo que implicará la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos vigentes). Ello tendrá como efectos benéficos el redescubrimiento de valores como el respeto por el medio ambiente, la solidaridad y la igualdad de derechos en una nueva etapa que desembocarán en la implementación de nuevas energías renovables, la renta básica, prestaciones por el desempleo así como una sanidad pública universal , etapa que será pilotada por el candidato demócrata Joe Biden que procederá a la reedición del “New Deal” rooseveltiano.
Joe Biden y el “New Deal” rooseveltiano
Según un artículo de la publicación canadiense Global Research, 47,8 millones de estadounidenses vivirían bajo el umbral de la pobreza y deberían utilizar los cupones de alimentación (SNAP por sus siglas en inglés), para satisfacer sus necesidades alimenticias, lo que se traduce en un aumento del 70 por ciento desde 2008 debido a la elevada tasa de desempleo y pobreza que se habría ensañado con las minorías latina y afroamericana ( desde el inicio de la recesión en 2008, 28,2 millones de personas se inscribieron en el SNAP y unos 10 millones de niños vivirían en la pobreza extrema, según dicha publicación), cifras que se elevarán a la enésima potencia tras la entrada en recesión de la economía estadounidense en el 2021.
En consecuencia, tras la entrada en recesión de la economía estadounidense con un incremento estratosférico del paro ( desde el 3,5% actual hasta el 20%), Biden procederá a la Reedición del “New Deal” implementado por Franklin D. Roosevelt (1933-1938) con el objetivo inequívoco de favorecer a las capas más desprotegidas de la población, la reforma insoslayable de los mercados financieros y la implementación de medidas keynesianas para aliviar el incremento estratosférico de las tasas de paro.
Asimismo, Joe Biden procederá a la recuperación del espíritu del «New Frontier» kennedyano que se plasmará en políticas sociales como destinar ingentes fondos federales para la Mejora de la Educación, a la Ampliación de la Cobertura de la Sanidad Pública y la ampliación de la cobertura del desempleo a los nuevos parados así como a la aprobación de un nuevo Proyecto de Ley sobre Inmigración, proyecto que buscaría una mayor igualdad y protección de derechos civiles y laborales tanto para los nacidos en el país como para los que obtengan el derecho de residencia, rememorando la «Ley sobre Inmigración y nacionalidad» promovida por Edward Kennedy (1965).
Igualmente, aplicará medidas keynesianas como bálsamo ante la crisis económica, tales como el Incremento de las Obras Públicas para revitalizar las obsoletas infraestructuras de EEUU, la implementación del Tren de Alta Velocidad para pasajeros y mercancías, sustitución de las energías fósiles por nuevas energías renovables, programas de especialización de obreros en paro, viviendas y ayudas a zonas afectadas por la depresión económica, subida del salario mínimo, de la prestación de desempleo aunado con una importante reducción de impuestos a las clases medias para favorecer el consumo interno (uno de los tradicionales motores de la economía de EEUU ya que representa más de la mitad del PIB del país) y el llamado Impuesto Buffet para las grandes fortunas, medidas que simbolizarán la llegada de la utopía al EEUU del post coronavirus.
EXCELENTE Y SIN DESPERDICIO. GUARDARLO PARA PROFUNDIZAR EN SU ANÁLISIS.
Los estadounidenses que conforman la genuina población de EEUU (crisol de nacionalidades y etnias, que ingresaron el oleadas de migración controlada y por lo tanto legal, desde el siglo 19 hasta los años 80 del siglo20) y que eligieron a Trump en noviembre del 2016, saben 1º que esta pandemia no la produjo Trump (sino que, como todo indica, brotó inicialmente en Wuhan, y las autoridades de China COMUNISTA fueron eficaces para, simultánea y deliberadamente, aislar a Wuhan del resto de China, y permitir el libre flujo de viajeros hacia el resto del mundo, decenas de miles portadores del COVID19 que lo traladaron a Europa y EEUU en mayor medida -lo cual es muy sospechoso- en especial a Lombardía, al norte de Italia, y NY al NE de EEUU, la ciudad que nunca duerme, donde hizo cómoda escala el virus obsequio de Xi Jingping. 2º. EEUU tiene el defecto/virtud de estar dividido en 50 estados, en cada uno de los cuales hay un gobernador y leyes propias, lo que hace imposible imponer un único esquema de enfrentamiento al COVID19, pero pese a esa diferencia, en EEUU están respondiendo con mucha eficiencia y ya redujeron sus cálculos iniciales, que esperaban de cien mil a doscientos mil fallecidos, ahora lo sitúan en 60.000 que es preferible. Incluso se dan el lujo de ofrecer ayuda a otros países, enviando material sanitario, y de organizar entregas de alimentos a cada conjunto habitacional en algunas ciudades, solidaridad sin demagogia, pues no va dirigida exclusivamente a «los pobres», busca ayudar al prójimo, aunque haya cometido el delito (según la óptica ñángara políticamente correcta) de haberse preparado, trabajado, y tenido éxito en sus labores, por las cuales percibe suficientes ingresos como para no ser indigente ni vivir parasitando al país. 3º. Biden ni siquiera ha aclarado qué motivó y qué logró en esos 11 viajes a Ucrania que hizo siendo Vicepresidente del mulato intrascendente Barack Hussein Obama, como tampoco ha aclarado cómo su hijo Hunter, semianalfabeto y con problemas crónicos de conducta, fue contratado, con naltísimo salario en dólare$$$$, para ser parte de la Junta Directiva de la empresa más corrupta de Ucrania. Ni Biden en su currículum muestra la experticia para milagrosamente hacerlo mejor que Trump, ni ahora, ni superada esta pandemia, durante el segundo período de Trump, que será sin dudas REELECTO, porque los estadounidenses no se chupan el dedo, ni las chupetas tras las cuales se disfrazan los neoestalinistas, que todas las veces ofrecen el cielo, y todas las veces construyen un infierno insoportable (por algo se derrumbaron la URSS y sus satélites, Cuba y Norcorea dan lástima, y Venezuela está en la mira de más de 50 países que hacen alianza para llevar a esa Narcodictadura a su más inmediato fin.
https://www.analitica.com/opinion/trump-adversario-invencible-triple-purgante/