¿Usted confía en este hombre?
Y supongo haberlo conocido como lo conocí, metido en un uniforme sin brillo, gris, en la Academia Militar en una elección de reina, subordinado a poner y quitar el “taburetito” adecuado para el micrófono, tiene mucho que ver con mi preocupación. Me refiero a la salud mental de Hugo Chávez. Y preocupa, o tiene que preocupar, porque la mente dirige todo lo que hace el cuerpo…Lo invito a recorrer conmigo estas preguntas. Contéstelas para usted mismo. Y haga un balance objetivo:
¿Cree usted que Hugo Chávez tiene un concepto “inflamado, inflado, de sí mismo? ¿Que se cree “señalado”? ¿Que no titubea al pretender ubicarse entre intelectuales, científicos, técnicos, como si ciertamente fuera lo máximo, entre grandes nombres?
¿Que necesita admiración, adulación constantes? ¿Que siempre se está inventando metas fantasiosas? ¿Que cae frecuentemente en depresiones histriónicas que duran hasta la próxima excitación que lo presenta como otro hombre? ¿Usted lo ve capaz de responder al amor consistente, sólido? O lo ve más bien enamorado de sí mismo sin disponibilidad afectiva para amar serena y totalmente a otra persona? ¿O lo ve más bien utilizando el amor como instrumento de uso para lograr sus propósitos o necesidades? Nada más obvio que este espectáculo degradante y lastimoso del acto religioso celebrado en Barinas que lo hizo declarar después la “necesidad que añoraba que sus padres lo tocaran” con su amor.
Se dice que los narcisistas “caminan sobre cadáveres” porque carecen de escrúpulos, cadáveres de personas que han estado en sus vidas y luego pasan por ella sin sentimiento alguno. ¿Cree usted que Hugo Chávez responsabiliza a otros de sus fracasos cuando no le sale algo bien? Al imperio, por ejemplo, a la democracia, a los apátridas, a los hijitos de “papá y mamá”? ¿ Que no es capaz de ver más allá de su propio ego? ¿Que “ordenar” a José Gregorio Hernández a hacer con él un milagro, o suplicar a Cristoo que no se lo lleve lo hace colocándose a su tamaño porque realmente se ve como Dios? ¿O que realmente cree que se es más poderoso que él y asume la “humildad” en su alma como propósito para engañar?
¿Diría usted que este hombre sufre de “rabia narcisista? ¿ Reacciones desproporcionadas y violentas? Que algunos calificarían como psicóticas transitorias con características paranoicas, por cierto, los entendidos ¿Cree usted que esta personalidad es envidioso? ¿Que esta envidia predomina inconscientemente en él? ¿Que ella lo incita a ser destructivo, que destruye todo lo bueno y valioso que exista a su alrededor de manera enfermiza para no tener nada que envidiar? Que hay una carga inmensa de esa debilidad para destruir a sus enemigos? Que esa capacidad de llorar hoy y de insultar mañana, de besar una anciana o un niño regalándole cosas y apoyar al gobernante de Siria que mata miles de seres humanos sólo para provocar al mundo que lo rechaza, es normal?
Este cuestionario podría ser contestado autorizadamente por psiquiatras con los términos válidos de sus respectivos desórdenes mentales. Esto es una columna “coloquial”. Pero revise sus reacciones y respuestas y después conteste la más importante para usted , su país y los suyos: ¿Usted confía en este hombre? Y entonces, actúe en consecuencia. No esconda el pescuezo en la arena como el avestruz. Ni se haga el tonto con lo que lastima a otros venezolanos. Porque la unidad no empieza ni termina en la MUD. Comienza por hacer suyo lo que le pase a otro. Cada venezolano preso, exilado, expropiado, insultado, humillado, desempleado por la lista Tascón, es asunto suyo. Son nuestra piel y nuestra sangre. Que Hugo Chávez desconozca esta realidad que vivimos tiene que tener un “parao”! Porque nosotros si la sufrimos!
