Economía

La demanda global de petróleo caerá en 2020 por primera vez desde 2009, según AIE

El impacto causado por el coronavirus sobre el petróleo provocará la primera caída anual de la demanda global en 2020 desde la recesión en 2009, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que avisa además de que el crecimiento del consumo se ralentizará en los ejercicios siguientes.

En su informe mensual sobre el mercado petrolero publicado este lunes en un contexto de caída libre del barril, la AIE reconoce que la situación es todavía muy incierta, también por la falta de acuerdo constatada el viernes entre los miembros de la OPEP y sus aliados, en particular Rusia, para un recorte de la producción que por ahora no se va a producir.

En ese contexto, el organismo que reúne a los principales consumidores de energía miembros de la OCDE plantea un escenario de base en el que la demanda global disminuirá este año en 90.000 barriles diarios y pasará de nuevo por debajo del umbral simbólico de los 100 millones de barriles diarios, a 99,9.

Eso significa 1,1 millones de barriles diarios menos de lo que había calculado hace solo un mes, y la razón hay que buscarla en China, que había supuesto en 2019 más del 80 % del incremento del consumo de crudo en el mundo.

De acuerdo con ese escenario de base, que presupone que la demanda volverá a una situación próxima a la normalidad a partir de abril, China absorberá durante este primer trimestre 1,8 millones de barriles diarios menos que en el mismo periodo del pasado ejercicio y en todo el mundo el recorte será de 2,5 millones de barriles.

Sólo en febrero, el hundimiento a escala global ha sido de 4,2 millones de barriles diarios respecto al mismo mes de 2019, de los cuales 3,6 millones corresponden a China por el parón de fábricas y las medidas de confinamiento de millones de personas que han afectado de forma particular a los transportes.

En el segundo trimestre, la agencia privilegia la hipótesis de un muy ligero descenso de 4.000 barriles diarios respecto al pasado año que se explicaría por una situación en la que la epidemia pasaría a estar bajo control en China, mientras las medidas de contención tendrían un efecto depresivo en otras zonas del mundo, como Norteamérica y Europa.

A partir de ahí, el consumo de crudo debería repuntar en todo el mundo con un alza de 1,1 millones de barriles en el segundo semestre, especialmente durante el verano.

Todo eso partiendo de las últimas revisiones sobre el crecimiento económico mundial presentadas hace ahora una semana por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que espera una subida del producto interior bruto (PIB) mundial del 2,4 %, cinco décimas menos de lo que había anticipado en noviembre.

No obstante, ante la incertidumbre que rodea su previsión, la AIE plantea dos escenarios alternativos.

En el pesimista, la recuperación en los países más afectados por el coronavirus tarda más y la propagación se acentúa por Europa, Asia y el resto del mundo.

En ese caso, el consumo de crudo podría caer este año en 730.000 barriles diarios respecto a 2019.

Por el contrario, si la pandemia queda bajo control con cierta celeridad en China y el contagio se limita a unos pocos países con un impacto no muy grave en Europa y Norteamérica, lo que evita a sus Gobiernos tomar medidas masivas de confinamiento, la demanda podría terminar progresando en 480.000 barriles diarios en 2020.

Por el lado de la oferta, los autores del informe constatan que en febrero disminuyó en 580.000 barriles diarios respecto a enero, en buena medida a causa de Libia, pero con 100 millones de barriles fue prácticamente la misma que en febrero de 2019.

Los sucesivos recortes de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) han sido más que compensados por otros productores, con lo que ya antes de que se hiciera presente la crisis del COVID-19 los mercados ya vivían en una sobreabundancia de crudo.

Y de cara a los próximos años, la situación de aprovisionamiento parece «confortable» para la AIE, máxime teniendo en cuenta que la sed de petróleo va a crecer a un ritmo inferior al de los últimos ejercicios, a menos de un millón de barriles suplementarios en el periodo 2019-2025.

En definitiva, en el horizonte de 2025 la demanda global aumentará en 5,7 millones de barriles diarios, mientras que las capacidades de producción crecerán en 5,9 millones, con Estados Unidos que va a reforzar todavía más su posición de primer productor mundial.

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