Tapar las incongruencias
Sin duda el arresto del señor Márquez fue incongruente. Uno puede imaginar que de un lado la ira por no poder detener a Juan Guaidó a su regreso a Venezuela, sin despertar una ola que pudiera comprometer aún más la posibilidad de mantener la usurpación; y del otro, la necesidad de saciar esa rabia con un acto o gesto más allá de la estupidez del teniente Cabello exhibiéndose con la cédula de identidad de Guaidó en sus manos, explican lo sucedido.
Son muchas las detenciones arbitrarias que nuestra historia olvida. Bastaría para hacerlo evidente recordar la de la Juez Afiuni ordenada por Chávez y acatada por el Poder Judicial “autónomo e independiente”. El arresto de Juan Márquez habría permitido saciar la rabia, enviar a Guaidó un mensaje cifrado “tú también puedes ser arrestado”, y desde luego, lo que es parte del juego, aceitar a los cuerpos encargados de la represión poniéndolos a practicar detenciones sin orden judicial, sin que exista delito.
Detenido por ser portador de un chaleco antibalas, que fue la explicación primera de la actuación de los cuerpos de seguridad, luce tan estúpida, cuando seguramente quienes lo detuvieron los portaban, que era necesario dar una segunda explicación. El señor Márquez traía explosivos consigo.
Las autoridades portuguesas negaron tal posibilidad porque el señor Márquez había pasado por todos los controles que se han ido haciendo cada vez más exigentes, desde el atentado contra las Torres Gemelas en la ciudad de New York. Esta segunda explicación es el equivalente a aquella vieja frase, que encierra la trampa “si la ensartas pierdes; y si no, perdiste”.
Así tenemos que el señor Márquez no fue detenido por portar un chaleco antibalas, sino por portar explosivos con no se sabe que siniestras intenciones, quizá atentar contra la vida del usurpador o del teniente Cabello, en cuyo caso éste habría salido librado “por un pelo”. Desde luego, es imposible saber cómo el usurpador, el teniente, algún general a cargo de esos cuerpos de seguridad que lo hicieron preso, pudieron conocer la existencia de los explosivos en poder de Márquez. Pero como de tapar las incongruencias se trata la han tapado suspendiendo por 30 días los vuelos de la línea TAP (Transporte Aéreos Portugueses). El teniente tendrá, según la opinión de Chávez ‘los ojos bonitos’, pero es demasiado incongruente como para tener a su cargo TAParlas.