Subdesarrollo ostensible
Según Economipedia, un país subdesarrollado es aquel que tiene un nivel bajo de PIB y presenta impedimentos estructurales para un crecimiento económico sostenido, ostentando elevados índices de desigualdad y corrupción.
Tras la secuencia liberación de generación de confianza en los mercados-lluvia de inversiones-prosperidad, que nos caracterizó desde la década 1950 mediante un proceso armónico y prolijo, hasta la eclosión del castrocomunismo depredador, liderado por Hugo Chávez y su visión confusa, doctrinalmente, acerca del socialismo, análoga a la del fracaso en la URSS marxistaleninista; de ahí, su loa hacia los Castro, una quinta esencia trabucada del estalinismo latinoamericano.
Nos ocluimos en un cuello de botella nuy estrecho a causa de los desequilibrios macroecomómicos, que podrían haberse superado en la medida que la estrategia general fuese fructificando, productivamente, y de modos disponibles. De alguna forma se instaba a aceptar como parte de la realidad los desfases y al avance sin miedo hacia los reajustes necesrios de la estructura productiva, ruinosa a causa de las políticas erráticas del régimen.
Solo bastaría ver las cifras básicas de la economía venezolana para terminar de comprender el problema.
La inflación acumulada para 2019, según AN es de un4,035 %; la interanual, un 24,312 %, ínterin, la actividad económica registra caída de un 43 % durante el tercer trimestre del presente año y el PIB no prtrolero descendió cerca de un 78 %, por la ausencia de crédito, inexistente por la tasa de un 10 % de reserva legal que, desde enero, se aplica a la banca comercial, fallas del suministro eléctrico, además del suministro de combustibles y la pérdida del poder adquisitivo de la población en general.
Hoy por hoy, vivimos bajo condiciones “infrahumanas” y hasta lejos de poder consumir los bienes básicos.
El desfase entre las posibilidades productivas y la demanda se refleja en el uso de la capacidad industrial instalada por la caída en promedio de un 80 %, según Conindustria y conlleva PIB de un -25 %, según FMI.
La inestabilidad entre las posibilidades productivas y la demanda se refleja por el aumento del desempleo, ya ineludible, rayana en un 45 %, según FMI y alcance hacia un 48 % para 2020, así como un -10 % de su PIB.
En efecto, vivimos, a diario, una precarización de servicios básicos; una mendicidad hurgando desechos e insalubridad a lo que se une la inseguridad personal a todo trance, pese a las tarifas elevadas por el uso y disfute de tales servicios precarios aparte de las cargas impositivas de los servicios autónomos de tributación municipal, inquisidores y cercenantes de toda idea hacia el bienestar y la prosperidad.